El vino abierto o cerrado.

¿No es absurdo que tras abrir una botella de vino y servirla alguien haga el comentario de que “está cerrado aún”? Es contradictorio; sin embargo permítanos explicarle a qué se refieren estos términos de “abierto” y “cerrado”.


El vino pasa un largo proceso antes de llegar a la botella, más cuando se le puso en barrica algunos meses antes de eso.
Hay casos que del momento de la vendimia a que se encuentra en la mesa, pasan al menos 3, 5 o hasta 10 y 15 años.

Tras esto, se sirve el vino en la copa. Lo olemos, lo tomamos, lo degustamos.
Pues bien, puede que ese vino no se encuentre listo para ser bebido y necesite al menos unos minutos en copa, si acaso exagerando, una hora.

El vino “abierto” es para designar al vino cuando tiene una concentración de oxígeno suficiente para expresar todos los aromas que se encuentran en él.

Que un vino está “cerrado” se refiere a que no se han “despertado los aromas” –o sea que no logramos percibir toda la carga aromática que sabemos puede contener el vino- .

Por eso, en ocasiones, para “abrir” más rápido el vino, es necesario trasvasar y decantar.

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