Empezar a beber alcohol.

Parece sencillo, pero no lo es.

En teoría, no debes beber alcohol hasta los 18 años. La realidad es que muchas veces ya tienes bastantes crudas para esa edad. En el mejor de los casos, tus padres te instruyeron para no emborracharte y si beber en todo el arte que eso implica (aunque muchas veces olvidamos las sabias enseñanzas y las tiramos en un borde de vómito y cruda).

¿Cómo entonces, sería honesto empezar a beber si a los 18 ya tenemos la libertad para hacerlo pero no sabemos como, ni las consecuencias?

Es algo parecido a enseñar de sexualidad antes de tener sexo y no salir embarazados (plural, no es por ósmosis, el tomar o no la responsabilidad es independiente del hecho).

Si sabes que al beber mucho, tendrás una cruda enorme, lo pensarás más. Si saber lo que es la resaca, lo tomarás más en cuenta.
Si no lo sabes, te explicamos: una cruda es ese momento en la mañana donde no quieres despertar pero el dolor de cabeza, la sed y el dolor estomacal no te dejarán estar a gusto y mucho menos dormir.

Lo menos peligroso, siendo honestos, es ese malestar. Por gracia y desgracia de la ironía, México es uno de los países más violentos y ningún lugar se salva de eso. Ni de meseros gandallas o de personas sin conciencia –aún sin ser delincuentes de oficio-.
Obviamente no hablamos de todos y aquí es donde nos referimos a las excepciones, que para acabar de destruir la realidad rosa, los buenos son más, pero hacen o reaccionan menos.

El salir agredido física o sexualmente de cualquier sitio se ha convertido en lugar común con la primicia de la culpa alcoholizada: si sabes como está la situación, ¿para qué te emborrachas?

Y peor aún, que sobrio pasen las cosas… Y no es que provoquemos al estar en estado de ebriedad, pero es más complicado cuidarte o defenderte ¿o no?

Todavía empeorando la situación, el hecho de que alguien decide conducir “porque no está tan mal”. Y esa frase es la peor situación de tragedia que se puede crear. ¿Tan? Olvídalo, no expongas tu vida.

Las fases para saber beber son sencillas.

La confianza de con quien estás.
Nunca te emborraches con personas de oficina –si ya trabajas-, con profesores, o con gente que no tienes la confianza de beber.
Si las personas no son quienes conozcan tus más negros secretos, no bebas con ellas (los secretos salen con alcohol y nunca sabes las intenciones ajenas).

No grabar.
A menos que algo malo pase, no grabes ni que te graben, ni por “divertido”. Sean consientes de las amistades, reputaciones y situaciones que pueden acarrear con ello. No es necesario “quemar” a la gente.

Aprende a decir no.
Si te sientes mareado, incómodo o simplemente no quieres, di que no. Parece fácil, pero muchas veces las personas no pueden o saben como decir “que no”, ante lo incómodo de las reacciones o el rechazo. No pasa nada, sólo digan que no.

No pelees.
Si ves pelea, si estás en una, si algo pasa, evítalo. La gente alcoholizada es irracional. Trata de irte del conflicto o pide ayuda para salir de él; es innecesario.

Conductor designado.
O Uber, cabify taxi, en todo caso; se llama seguridad, sentido común y ganas de vivir.

Entiende tus límites.
Si ya te pasaste en beber, lo mejor es estar quieto, llamar a alguien de confianza (familia, amigos, conductor designado) y llegar a casa. Si estás por vomitar o tienes nauseas, no te muevas o puedes hacer una desgracia.

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