El Zinco: El underground jazz club.

Parece que no lo ves: incluso si vas ahí, tienes que saber donde entrar: una pequeña puerta te baja a un sótano: El Zinco está listo y para ti.
Es el momento de disfrutar del Jazz: la música y el clima están dispuestos a pasar una rica tarde. Si vas con amigos, la plática será amena. Si vas en pareja, será muy sensual: lo vale en cualquiera de los casos (incluso generacionales, llevar al papá, hermano o jefe que gusta de un jazz o un blues).

Una larga carta de vinos, licores y coctelería nos deja disfrutar de un trago mientras inicia alguno de sus conciertos: No hay pierde, los meseros son atentos y no te apresuran (aunque si andan corriendo).
Hay de todo: vinos de España, Francia y México; mezcales, tequilas, ron y vodka; mixología para otros (un cosmo delicioso, un mojito exquisito o un carajillo). La carta de comida es pequeña: dos cosas por aquí, tres por allá, una tabla de quesos, tal vez papas a la francesa y una cerveza.

Verás que no es caro: encontrarás botellas de vino desde los $300.00 hasta los 1,400.00 (una champaña): espumosos, tintos, rosados acompañarán las voces de sus concierto.
Es la combinación perfecta: periqueras, sillas en barra, mesas con sillones cómodos y mullidos que acompañan una velada que para todos los amantes de Jazz, valdrá mil veces la pena.

Nosotros disfrutamos la música de Erika Goez:

Fotos: cortesía.