Los pecados capitales de un enófilo

Todos hemos pasado por alguno de estos pecados y otros tenemos miedo a recaer en ellos.

Lujuria
No desearás todos los vinos que veas.

Es normal que pasemos a comprar vinos y se nos haga agua la boca al ver todos los que podríamos comprar. En verdad, no es la mejor opción.

Tampoco es opción usar el vino como un afrodisiaco, más si es en exceso.


(En otras palabras: Si ya saben como me pongo, para que me dan vino rosado)

Gula
No tomarás todos los vinos.

Si, esa última copa tuvo la culpa de que casi caigas del barco; pero aparte de que no se ve bien tomar una copa de más, no es sano. Dejemos que el cuerpo decida cuando es suficiente y no forcemos la situación a una copa más… O dos o tres.


Deja de ser sexy cuando en lugar de hablar, balbuceas.

Avaricia/codicia
Guardar y guardar vinos.

Típico, compras dos o tres vinos iguales por miedo a no encontrarlo. Es entendible e incluso muchos lo hacemos. Pero comprar y comprar vinos que vas acumulando y no disfrutas esperando el “momento ideal” no es lo mejor. Prefiere tomar los que más te gustan y sólo guardar aquellos que son para ello. No tiene caso tener escondidos varios vinos que terminarás tirando por guardarlos demasiado tiempo.

Pereza
Aquí tenemos varios problemas:

El primero es comprar una botella y tomarla al momento sin pensar si debemos tomarla así o esperar un rato más a disfrutarla, cuando esté en su mejor momento.
Y dos es guardar las botellas y por la flojera de revisar, dejamos botellas que debimos abrir o abrir botellas que deberíamos dejar cerradas un rato más.

Otra traba con la pereza: No cambiar las copas después de cambiar de vino. Peor si es de blanco a tinto o rosado. O no usar copas.

Ira

Enojarnos por no encontrar el vino que tanto nos gustó, pues ya cambiaron la etiqueta o las varietales son otras. Esto es normal, tómalo como la vida y piensa en lo bien que disfrutaste ese vino.

Envidia
Servir tu copa llena y la de tus acompañantes no.

Eso no está nada padre; recuerda que te vas a ver como un avorazado y no dejarás la temperatura de tu vino, ni podrás dejarlo expresarse bien. Compartir es vivir, no lo olvides.

Soberbia
Tú eres el que más sabe.

Siempre podemos aprender más, incluso de quien no esperábamos. Acepta comentarios, consejos al respecto de tu vino; tal vez no sean tu opción favorita, pero puedes encontrar grandes sorpresas e incluso reafirmar gustos. Oír nunca está de más.

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