Que hacer con el mal servicio.

Vamos a un restaurante. Somos amables porque es parte de nuestra educación: el saludos, el esperar donde te dicen y todas las reglas de cordialidad que sabes. Y aún así, tienes la mala suerte: caras incómodas, no te llevan la comida o incluso no te atienden.


¿Qué hacer?

Situación 1:
Nula atención inicial.
Ya viste en el lugar que hay mesas disponibles, pero la persona encargada o hostess no atiende -está platicando o de plano no le importa-. En el mismo escenario incluso tienes reservación pero no atención.
Lo principal sería llamar a un mesero más y solicitar al gerente. Comentar al respecto de la situación y pedir atención de manera tranquila. En el peor de los casos, huir: si así es la atención principal, puede que los demás que trabajan en dicho lugar sean iguales.

Situación 2:
Que sean tardados.
Tu comida no llega. Ya pediste y el mesero no regresa y han pasado más de 20 minutos, 30 minutos… Primero pregunta a tu mesero que está pasando y si es necesario esperar más. En caso de que veas que olvidó la orden, mejor termina lo que tengas y pide la cuenta. Pensamos que no es justo tirar el trabajo de un restaurante por una persona, pero tampoco es justo detener tu tiempo por quien en teoría te tiene que atender. Si sólo son lentos, puede que sea parte del lugar -a menos que al vecino le llevaron su comida que ordenó después que tú, a lo cual si podrías alegar-.

Situación 3:
La cuenta está mal.
Hay dos opciones: que el mesero esté cobrando su propina o que la cuenta se encuentre mal.
En la primera opción tienes todo el derecho a negarte, pase lo que pase: La propina no es obligatoria, lo bueno sería comentar a las personas encargadas del cobro, sobre como están pidiendo la propina –y en caso necesario, como la Profeco incluso ha cerrado lugares por lo mismo-.

Si la cuenta se encuentra en precios diferentes a la carta, puedes pedir una revisión: el costo que viene en la carta es el mismo que deben cobrarte (nada de “es que no hemos actualizado la lista”: no es válido). Y al igual que lo anterior, la Profeco ha cerrado lugares por lo mismo y sus gerentes pueden entender al respecto de las multas.

Situación 4:
Discriminación/ malas caras.
Todos hemos tenido un mal día: sin embargo, el trabajo de un mesero incluye la cordialidad –aunque no nos deben pleitesía, tampoco confundan- y la verdad ir a comer con todo lo que implica –seamos honestos, la atención a veces es más importante que la comida e incluso damos segundas oportunidades si nos tratan bonito aunque los alimentos no sean buenos-; pues bien, ser amable con el comensal es de lo más importante.
En caso de que veas que tu mesero/mesera está de mala cara, pide al capitán, gerente o dueño que te cambie de personal, claro, de manera amable.

Situación 5:
No conoce la carta.
Si tu mesero, por más que le pides ayuda con la carta no puede, pide que te mande a una persona capacitada para realizar dicha tarea: puede que el mesero sea nuevo, pero otra persona dentro del lugar ha de poder asesorarte para hacer tu pedido.

 

Extra:

Muchas veces estas situaciones se solucionan al hablar con el gerente o dueño del lugar; en algunos casos, ellos no están enterados de la situación dentro de sus locales. Es bueno hacerles saber.
En el peor de los casos, es reseñar o avisar en páginas como Facebook sobre los problemas que pueden presentar otros comensales: esto anótalo cuando al reportar, las autoridades del lugar son prepotentes, no aceptan críticas o no hacen caso a tu queja.

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