¿Cómo pagar la cuenta?

Cuando vamos en bola y no sabemos como dividir.


 En la cultura que tenemos en México, llegar a la hora de la cuenta es un momento incómodo: ¿Pagas tú o pago yo? ¿La dividimos? ¿Si quería que viniera, por qué no me invita? ¿Cómo le digo que estoy invitando sin que sea incómodo?

Son muchos puntos que muchas veces no entendemos como manejarlos. Les dejamos aquí una sencilla guía de cómo nosotros los invitamos a hacerlo.

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¡Protocolo Katamaniacos para terminar una buena comida!

-Quien invita, paga.

Evitando los prejuicios de la carga social de si es hombre o si es mujer, nuestra sugerencia es que quien invita –léase “vamos por un café” a “Te invito al cine”, sea la persona que pague la cuenta. También depende que tan abusado (o abusivo) sea la persona que invitas: si ya te invitaron, no está de más poner la propina, pagar el estacionamiento, u otras opciones.

-Cada quien su cuenta.

Aunque parece algo rudo al momento en que llega la cuenta, a veces lo más sano es que cada persona pague su parte. Es lo más honesto si no salimos mucho con esos amigos, estamos cortos de dinero, o consumimos un vaso de agua y el vecino se echó medio menú.

-Una vez yo, la próxima tú.

Cuando el común desayuno, la copa de vino o los nachos de todas las tardes son tan comunes, lo mejor puede ser tener un día de pago uno, un día que pague el otro. Solo para casos con mucha confianza y suficiente continuidad en las salidas.

-Pagar por anticipado.

Si vas con un cliente, si es una cena especial, puedes hacer un pago por anticipado; al momento de llegar o de manera previa, hablar con el mesero/gerente y comentarle que la cuenta va por tu parte y que lo cargue a la tarjeta.

A veces hablar de manera previa nos ayudará a mejorar hasta la amistad
A veces hablar de manera previa nos ayudará a mejorar hasta la amistad
Nota y recomendación:
Si van a invitar, sean discretos. Nada más incómodo para la persona que es invitada que el comentario “¿no ves que te invito?”, “¿Ves como te conviene salir conmigo?”, “Yo sí soy un caballero” ¿Es en serio necesario el comentario sarcástico narcisista?

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