5 momentos incómodos del vino.

Admitámoslo: a todos nos ha pasado.


Estas en una reunión, te jactas de ser un conocedor, amante y gran degustador de vino. Y en eso, pasa algo muy simpático: te arruinan tu noche de vino o peor, lo hiciste tú sin tomar en cuenta las situaciones.

1. No tener descorchador.
Casual, andas en la corredera y sales con la botella de vino: se te olvido como abrirla. No hay nada más frustrante que llegar a una fiesta, reunión, picnic y no tener como abrir la botella.

2. Tirar la copa.
Andas caminando alegremente por el pasillo de la reunión y entre el canapé y el tacón (o los zapatos no tan cómodos), algo pasa, tropiezas: lo suficiente leve para no caerte, pero con la rudeza de tirar la copa. Silencio profundo y todo te ven. Quieres justificar con un “no tomé de más”. Pero mejor no lo hagas, sólo averigua como recoger.

3. Hacer el brindis ¿Choqué ya la copa de ella?
Haces un brindis en honor al cumpleañero (¡bravo!), del graduado (¡Bravo!), de quien sea (¡Bravo!) y todos van a chocar sus copas (¡Cheers!), y en eso, entre todo el atascadero de manos y coas, la ves, no estas seguro, ella te ve… ¿Por qué la ves? Y no estás seguro si ya chocaste la copa. Aguas, debe ser en segundos el reconocimiento o enfrentarte a la burla eterna de ¿Te gusta? Sí, seguimos comportándonos como niños muchas veces.

4. Se derramó en el blanco… de la novia.
Este es el peor (y mas triste) de los casos: cuando –accidentalmente- se cae esa copa de vino donde no debía. Peor si es tinto. Imagina que va a ser tu boda y llega ese tío, ese primo, el de siempre y por abrazarte olvida dejar la bebida en su mesa. Horror.

5. Romper las copas.
Entre “jaja” y “jiji”, hacemos un brindis, oyes la cristalería y ves el suelo. En el mejor de los casos sólo verás los vidrios rotos. En otros, prepara para ver sangre. Cuando hagamos un brindis la recomendación es hacerla lo mas cercana a la base o tallo: Esa parte gordita: es más difícil que se rompa de ahí. Y tener cuidado en como lo hacemos.

6. EXTRA: Tomar de más.

No sólo el vino, cualquier alcohol: si toma no maneje. Así de claro y sencillo. El oso, como sea, al menos nos permitirá pasar un buen momento a todos los acompañantes. Pero un accidente no. Por eso dos cosas: Tomemos agua regularmente mientras estamos en la hora feliz y cuando sintamos ese cosquilleo digamos “ya hasta aquí” (y de paso lo cumplimos).

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