El vino ¿vuelve lista a mamá?

Un libro, un regalo.

Esta puede ser la oportunidad ideal para un regalo diferente: un libro titulado “El vino vuelve lista a mamá”.

¿De qué va?

Andy Riley trae este homenaje a las madres: ironía e ingenio por parte del creador, en este libro veremos como una copa de vino ayuda a aumentar la inteligencia materna.

 el-vino-vuelve-lista-a-mama-

Situaciones cotidianas que permiten a las madres disfrutar más de una copa de vino; generalidades que pasan por la mente de este ilustrador y las plasma para aquellas que buscan una buena excusa de ausentarse del trabajo de maternidad.

Claro, también existe la versión paterna: “La cerveza vuelve fuerte a papá”.

¿Será?

Compartir

¿Comprar vino por primera vez?

La clave de una recomendación de vino para todo gusto: algo rico que puedas compartir incluye una botella: ellas nunca están vacías y se llenan de historias.

¿Qué es lo qué más recomendamos?

Para empezar, haz este Test, te ayudará mucho a saber qué vino va a ir mejor de acuerdo a tus gustos. Será más fácil que después de esto vayas a nuestras recomendaciones.

Sí sueles comer más dulce…


 

Empieza con espumosos, con blancos, algunos tintos como el lambrusco serán dulces y los espumantes que sean Sec o Doux (que es muy raro encontrar estos últimos) son buena idea. ¿Asti? ¡También irá perfecto. La mayoría de los vinos dicen que son más dulces al momento de leerlo.

Otra idea son los tardos o vinos de hielo (IceWine o eiswein); eso sí, lo ideal es que esperes a los generosos hasta que tengas una buena costumbre de vino (generoso son los Jerez, los Pedro Ximenez: tienen la aclaración).

Muy ácido…

 

¡Somos mexicanos! Podríamos ponerle limón al limón. Si te gustan los vinos con mayor acidez, intenta vinos jóvenes: Españoles, Argentinos y Mexicanos que no pasen de los 6 meses en barrica.

Los blancos igual son opción: Chenin blanc, algunos chardonnay; verdejo si encuentran, queda perfecto.

Eviten los vinos que sean muy tánicos: tannat, cabernet sauvignon, Tempranillo.

Si amargo…


 

¿Eres de los que se comen el chocolate así, sin nada más? ¿De los que dicen que el mejor chocolate es el cacao tostado? ¿Al café no le pones nada de azúcar? ¡Eres de las personas que gustan de sabores amargo.

Ahora bien, a contradicción: el amargo en el vino puede (y suele ser) un defecto. Por lo cual la recomendación se va encaminada a que sea un vino más robusto, de potencia y cuerpo: busca de jóvenes a crianzas pequeñas: que no sean mayores a 1 año. ¿Por qué no vamos a irnos a grandes vinos de grandes reservas? Estas en pañales, apenas inicias en el vino, vamos por partes y luego lo compras.

A todo le echas sal.


 

¿Eres de los que cuándo sales con la novia, la mamá, la pareja, el primo, los amigos te dicen “¿En serio te lo vas a comer con tanta sal? Aparte de recomendarte que le bajes a la ingesta de sal, pruebes los vinos mexicanos de Ensenada. Sí, muchas veces se les acusa injustamente de sabores salados; pero la realidad es que los vinos que se encuentran cerca de costas y de mares tienen un nivel de mineralidad (como se le dice en términos correctos) mucho mayor. Y hay algunos vinos en Ensenada que pueden dar esas características.

¿Es defecto? Sólo en exceso, por suerte, la mayoría de los viñedos ya no tienen ese problema (ni en México ni en el mundo).

Compartir

Las catas no son siempre.

Es normal que salimos con algún amigo que sabe de vino; peor tantito si nosotros somos el amigo que sabe de vino.

Y los ojos en blanco vienen cuando se nos ocurre iniciar a hablar del vino.

Sí, lo sabemos y no nos importa. Ilustramos la importancia de la copa diaria y para colmo de colmos (de los más grandes), empezamos con la explicación del vino.


“Este vino dice que es de aquí, entonces debe tener estas características; como es uva tal, debe oler así; si se dan cuenta tiene estos colores, aunque la luz del restaurante no es muy buena para catar”.

En una ocasión, en broma, empezamos a hacer la cata: Este vino es un espumante mexicano de Querétaro, con aromas a frutas frescas y un color rosa fuerte, brillante (sí, muchos ya han de saber de cual hablábamos).

De un momento a otro el debate de la seriedad: Que si el vino olía más a rosas que grosella; que si el color era pardo o no; la burbuja era rápida o muy desequilibrada; que no se dice “afrutado” (“¡Ignorante!”, gritó alguien), se dice “frutal”.

Esa noche sólo nos estábamos reuniendo; nada era con un propósito serio… ¡Nada!

Y alguien nos lo recordó: Venimos a chupar y a platicar.

No, la idea no era embriagarnos. Pero si darnos una buena copa de vino y dar una charla amena.

¿Entonces qué (diablos) estábamos peleando que si el vino era izquierdista o derechista?


 

El vino es para beberlo, no para catarlo. Esa parte de la cata, hay que dejarla para aprender, para momentos formales; para explicarlo.

¿En serio les importan los aromas compotados y la barrica de 6 meses?

Compartir

Si empiezas con el vino.

¿Quieres los consejos prácticos para la vida del vino? Estas son las mejores recomendaciones aunado a:
-No tomes en exceso. En serio, evítalo; la cruda de vino a muchos les duele más que otra.
-El agua como una amistad: copa de vino debe ir acompañada por vaso de agua.
agitar blancosatintos coctel espumoso jovenes mono secosadulces tomala

Compartir

¿La coctelería con vino es mala?

Siempre que ponemos algo de cocteles, la gente tira un grito ¡Eh, que el vino va solo!

Sí, tienen toda la razón, el vino va solo; si eso quieren.

¿Se les antoja ponerle fruta, agregar refresco de cola, combinarlo con otro vino?

Pues bien, es su elección.

Aquí el punto es que sea una buena copa de vino.

¿O acaso creen que la cerveza se debe mezclar? ¿Un vodka, tequila, ron?

La realidad es que un buen Whiskey no le vas a agregar nada, no prepararás desarmadores con un vodka especial. ¿A ese mezcal ponerle algo? ¡Por supuesto que no!

Lo mismo con un vino: cuando va para qué.

No abriremos un Petrus para ponerle fruta. JAMÁS (por ejemplo).

¿Pero tenemos una fiesta, muchos de nuestros invitados no toman vino? Una Sangría con vino de tetrapack no es mala idea.

Seamos honestos, una buena cerveza no la vamos a combinar con algo más: no le vamos a meter jugo de tomate o limón. Una buena cerveza va derecho.

Un buen vodka en las rocas, un buen Whiskey también; el tequila sin nada más (algunos dirán que con limón y sal, otros que tampoco lo lleva); el mezcal también, sin nada más que su esencia.

Si en otros destilados o fermentados no nos espantamos por hacer una combinación ¿qué derecho tenemos a privar al vino de una intervención?

Compartir

Razones para no enfriar las copas.

Como ya vimos, las copas tienen que ser lavadas de manera especial. Para muchos, el jabón es una parte indispensable, pero no es una buena idea ponerlo, ya que las copas se pueden impregnar de aromas o al momento de catar, el jabón quede en copas y no se pueda catar de manera correcta.

Ahora bien, las copas no se enfrían por razones parecidas; vasos, copas y otros no deben ser enfriados.

Tampoco los vamos a tener en algún lugar caliente, debe estar en algún punto donde se queden a una temperatura constante y lo más “ambiente” posible (no menos de 10ºC y no más de 25ºC).

Alguna alacena que no esté muy cerca de la estufa u horno es una opción.

¿Por qué?

Pues bien, las copas si se enfrían, pueden incluso romperse (sobre todo el cristal); también los aromas que puede obtener del refrigerador.

Seamos honestos, por más que limpiemos la nevera, está tendrá aromas de los alimentos y del aparato en sí.

Entonces cambiamos la porosidad de la copa, no permitimos que el vino se exprese (con la posibilidad de un cambio muy brusco de temperatura).

Y ese enfriar de vino o cerveza será corto: sólo nos servirá para una copa o vaso.

¿Qué debemos hacer?

Enfriar el vino en una hielera especial. Si no tenemos hielera, usamos una jarra. Si no tenemos jarra, una cubeta.

Y ponemos agua fría, hielo y sal de grano. Ponemos la botella y la dejamos refrescar al menos 20 o 30 minutos, dependiendo de cuanto sea necesario.

Podemos usar un termómetro; si es externo, el líquido se encuentra 2ºC menos de lo que nos marca; si es interno, el número es tal cual.

Si no tenemos, con que sintamos la botella fresca si es tinto (joven) y un poco fría si es blanco o espumante.

Compartir

Disfrutar una copa de vino.

Es el momento de la tarde cuando llegas al hogar y quieres descansar.

 
Intenta con una copa de vino. Piensa en lo que más se te antoje… ¿ Blanco, tinto? Tal vez con un poco de queso; el que sea que tengas en casa; tal vez hasta unos tacos ¡Que importa!

No vas a dar cata y tal vez logres ese maridaje supremo; ese que todos quieren; algo diferente y especial.

Lo que quieras, lo que gustes.

Que si son tacos de pastor y le pones un vino tinto joven o un blanco con barrica. Que si vas por quesos y agregas las aceitunas que tienes para un tinto joven. Que tienes sobras de la tarde y hay carne asada o un corte de carne que mandaste traer con ese reserva.

¡Pastel de chocolate y va perfecto con ese cava que tienes en el refrigerador!


 

Date el placer de consentirte, no esperes que alguien más lo haga. No tienes esa necesidad; no lo sufras. Disfruta de ti, de un rato, de la comida, del vino.

Enfríalo, pon música o prende el televisor; sintoniza tu programa favorito o deja que Netflix te deje decidir por ti.


 

Y cuando el vino esté listo, cuando la vida sea un buen momento, sólo deja que pase: tu vino, tu casa, tu sillón, tu suelo. Tú en todo el esplendor con una copa de vino, dando amor a la persona que más has de querer, a ti.

Compartir

Sólo quiero probar vino.

No soy una persona que de vino y he aprendido a vivir con ello.

Me refiero a aprender: porque en mi familia toman vino; mis amigos, toman vino. Todo el mundo que he ido conociendo en la vida toma vino.

Esa es la palabra: Toman vino.

Saben saborear una copa, la disfrutan y en cada paso de la vida deciden que quieren o necesitan algo de vino.

Si es una fiesta, graduación, celebración, noche, tarde, comida, cena, almuerzo, lunch, brunch, picnic, salida social, con amigos, sin amigos: el vino es de cada una de las partes de estar con ellos.

Me he acostumbrado; me pueden preguntar lo que gusten de vino, no dudo poder saberlo. Entiendo cada término, cada parte y estructura del vino.

A veces tanto o más que aquellos que lo toman constantemente.

Mis amigos se juntan con mi familia; novias que han estado en casa para una copa.

Pero yo no.

Alguna vez lo hice, lo probé y no me agradó. Lo volví a hacer y tampoco pude.

Tal vez por la misma relación familiar, mis amigos siendo conocedores de vino, al igual que las parejas son un gran círculo que crece con el tiempo.

“Naco” es como me han llamado: no he podido encontrar un vino que sea para mi y el gran pecado familiar incluye cerveza.

En cada una de las reuniones antes citadas (la boda del primo, los XV de la prima, la graduación del hijo del amigo, el tío que se divorcia, la sobrina que se casa, el hermano que corrió el maratón, el perro que salió de la escuela para mascotas y sabe sentarse cuando dicen “sit”; el restaurante que abrieron en la esquina y más) todos con vino y yo, el raro, con cerveza.

De todo tipo: cerveza clara, obscura, artesanal o industrial. Pero cerveza.

Siempre quise probar vino y que me gustara; dejar de ser el corriente de la familia, el que no tiene el gusto del vino; el que estaba mal porque sólo los que buscan embrutecerse consumen cerveza –como me han hecho creer toda la vida-.

Y hoy llega a mi vida la novia, la última, camina por ese pasillo después de decirme que no, que no es naco, que no está mal. Que la cerveza no es mala. Con ella llego a la familia por una copa de vino y salimos por una cerveza.

Sigo sin aprender de vino más allá de lo técnico, pero ella es la parte práctica de esa teoría.

Compartir

El Juicio de París.

En 1973 se realizó una cata a ciegas con el propósito de demostrar la calidad de algunos vinos de California a un grupo de catadores de Francia.

En ese momento, era mundialmente reconocido el vino de Francia como uno de los mejores. Seamos honestos, seguimos con esos estigmas de que no hay mejor vino que un francés (aclaramos, no decimos que sean malos, ni mucho menos, pero ya encontramos de excelente calidad en todo sentido a nivel internacional).

La primer cata la organizó Steven Spurrier. Un británico experto en vinos, sobre todo franceses, académico, periodista y consultor en Decanter.


 

Su apuesta era hacer un concurso con vinos de California (USA), donde se realizó una cata a ciegas entre los vinos de cabernet sauvignon y Chardonnay; Steven Spurrier declaró que organizó todo para que ganaran los vinos franceses. Y sin embargo, las respuestas dieron un veredicto favorecedor a los vinos de California, que lograron superar en los comentarios a los vinos de Francia.

Este año se cumplen 40 años de la cata original, y cada 10 años se organiza una cata similar con el fin de conmemorar la primera y ver los cambios que se han llevado durante este tiempo.

Al respecto existe una película llamada Bottle Shock, película del 2008 donde se describe la competencia (y es protagonizada por Alan Rickman y Chris Pine).


Fotografía: RidgeWine

Compartir