México, país invitado al Concurso Internacional de Vinos Bacchus 2016.

Tras haber ganado medallas en años pasados, México es el país invitado en la XIV edición del Concurso Internacional de Vinos Bacchus 2016, que tendrá lugar en esta capital del 17 al 21 de marzo próximo.

La embajadora de México en España, Roberta Lajous, y el presidente de la Unión Española de Catadores (UEC), Fernando Gurucharri, dieron a conocer lo anterior y destacaron que con esta participación, México consolidará su firme apuesta por una vitivinicultura de calidad.

En el Instituto de México, Gurucharri resaltó la importancia y proyección de la gastronomía mexicana y sostuvo que ?el vino no es algo que acompaña la gastronomía, sino que es parte de la gastronomía?.

El Concurso Internacional de Vinos Bacchus, reconocido por la Organización Internacional de la Viña y el Vino, tendrá cuatro jornadas en las que los más de mil 500 vinos participantes y un centenar de catadores convertirán a Madrid en capital mundial del vino.

“Es un concurso serio y profesional, con miembros del jurado de Masters of Wine, prescriptores, periodistas, Masters of Sommelier, enólogos, y es un escaparte internacional”, recalcó.

Por su parte, la embajadora de México en España, Roberta Lajous, apuntó que la cocina mexicana es una expresión viva de la diversidad y riqueza de la cultura del país.

“Detrás de cada platillo se encuentra un modelo cultural completo, que comprende desde las actividades agrícolas y pecuarias y técnicas culinarias, hasta las costumbres y modos de degustación en una comunidad”, dijo.

Recordó que desde el 4 de agosto del año pasado, el presidente Enrique Peña Nieto y la entonces secretaria de Turismo del gobierno de México, Claudia Ruiz Massieu, presentaron la Política de Fomento a la Gastronomía Nacional.

Al hablar sobre los vinos mexicanos, indicó que comenzaron su participación en el Concurso Internacional de Vinos Bacchus en 2012 con nueve muestras y se obtuvieron dos medallas, una de oro y una de plata.

En 2015, se aumentó a 16 muestras y se lograron ocho medallas, seis de plata y dos de oro.

La diplomática puntualizó que en México, hay casi medio centenar de vinos que alcanzan la puntuación de corte para ser considerados “los mejores”, esto es 90 puntos en la Guía Peñín, lo que demuestra que con empeño y determinación se pueden elaborar grandes vinos en el país.

Explicó que la producción de vinos y el cultivo de viñas ocupan grandes extensiones de tierra en regiones emblemáticas de los estados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Nuevo León, Puebla, Querétaro y Sonora.

Vía Notimex.

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Cuando declinar un vino.

Cuando declinar un vino.

Estas en un restaurante y pides una copa de vino.

La regla general es que una de las personas decida si el vino se queda o no; el mesero o sommelier preguntará quien será el encargado y en él va a caer toda la responsabilidad si se queda o no el vino.

En caso de que seas esa persona, te ponemos las razones por las cuales puedes rechazar la botella.

No se vale decir que el vino “no te gusto” y por lo cual es malo. Hay que diferenciar una cosa de la otra.

Si el vino no te gusta, es válido, pero no es razón sufciente para tachar una botella con el pretexto de que te la cambien.

Estas si son las razones por las cuales puedes devolver una botella de vino en un restaurante.

  1. Es un espumante sin burbujas.

Puede que sea un vino magnífico, pero si no tiene burbujas, regrésalo. Champagne, prosecco, cava o sin denominación que se llame espumante debe tener burbujas. Puede que sea error al momento del encapsulado y no tengas lo que esperas. Sí, es muy, muy raro, pero puede llegar a pasar. Esto, por desgracia no aplica para vinos que tengamos en casa, pues el burbujear sólo dura un tiempo y en lo que llevamos el vino a la tienda, puede que sea una diferencia de opiniones.

  1. Es un vino tranquilo con burbujas.

El mismo caso que arriba: si es un vino tranquilo y tiene burbujas, es defecto y puedes cambiarlo. Puede pasar que la intención es que tenga un ligero efecto efervescente; pero si sabes que así no es el vino, puedes regresarlo.

Conoces el vino y no tiene un buen sabor o huele a moho, es razón más que suficiente para regresar el vino. Es defecto del corcho y puedes hacerlo. Claro, es muy, muy raro que esto llegue a pasar.

  1. Está “picado”.

Nos referimos a que el vino parece vinagre. No lo tomes; te hará escupir. Hay veces que desde el aroma nos damos cuenta, huele a vinagre o ácido y los colores son muy opacos. En este caso no hay poder humano que lo niegue. Vino picado se regresa.

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Placeres para tomar vino.

Si piensas en una copa de vino, alguna de estas posibles ideas asalta tu mente… ¿Para ti, cuál es la mejor?

Leer.
Un buen libro es la opción de un maridaje ocasional. Agarras una copa de tinto o blanco, una novela (larga o corta, dependiendo de lo que nos guste) y poder optar por la comodidad de un sofá mientras estamos degustando una copa.

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Pro: nos ayuda con la imaginación.
Contra: Si nos metemos mucho en la lectura, el vino puede terminar como vinagre.

Música.
Seamos honestos, siempre tendremos la gran gracia de la música para acompañar todos y cada uno de nuestros momentos. Es por eso que una opción ideal es poder maridar una copa de vino con música: Jazz, rock, pop, hip hop, clásica o lo que gusten de acuerdo a tu humor.

Pro: bailas.
Contra: sólo si no sabes bailar.

En compañía.
Piensas en que quieres una copa de vino, mandas un mensaje a tu amigo, le preguntas “¿qué te parece si….?” y la respuesta es “¡Acepto!”. Se van a la casa de alguno o un bar y disfrutan de una copa de vino para esa tarde. ¿Qué mejor para una copa de vino?

Pro: Las conversaciones y las amistades van bien con vino.
Contra: A veces tan bien que se te olvida que al día siguiente vas a trabajar.

Con comida.
Una sopa, una ensalada, un corte de carne; algo de pasta o quizá un bocadillo o baguette. Tapas, tal vez pizza. Nachos o alitas. Un flan o un pastel. Todo y todos van bien con vino.

Pro: Comida y vino… ¿Hay contra?

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¿Si mis amigos no toman vino?

No queremos aleccionar a nadie, pero es una buena idea acercar a más personas al mundo del vino; casi siempre funciona.

Lo primero que vamos a hacer es conocer el objetivo: ese amigo con el que siempre nos juntamos y con quien solemos cenar o comer: el punto es que hay comida de por medio. O las salidas casuales de los jueves-sábados y con quien compartimos un trago.

Teniendo el target en cuenta, vamos a ver las siguientes posibilidades.

Invita de tu copa.

Para que pruebe algo, lo que te gusta. ¿Cómo va a entender tu gusto si no lo acercas? No se trata de presionar, sino de invitar para que vean como es o a que sabe.

Toma en cuenta sus gustos.

Si ya sabes qué come, que suele tomar, busca algo que vaya concorde a eso: Si es de mariscos, piensa en un blanco o algo más joven; si van por pizza, comen tacos o son cuestiones por el estilo, acércalo sin espantarlo al respecto.

No lo que te gusta le va a gustar.

Conoce a la presa. Si él gusta de cervezas claras… ¿para qué le das vino tinto? Mira las posibles similitudes que él puede conocer.

Coctelería como iniciador.

Prueba los diferentes cocteles con vino que él puede intentar: Kir Royal, Sangría, clericot, mimosas para acercar a las personas al vino.

Entiende el no.

También es válido que no le guste… y siga sin gustarle. No presiones cuestiones ajenas.

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Cuando decir que no.

¿Sabes cuál es el momento en el cuál es preferible decir que no en una fiesta, evento o reunión?

Estás mareado.
Significa que debes dejar de tomar, no queremos que malcopees. Así que agarra agua y algo de comer para sentir mejor el estómago.

Te da sueño.
Hay personas que con el alcohol les da sueño. En este caso no hay mucho problema, la solución es dormir (y dejar de beber); en caso de que sientas también el mareo e incómodo el estómago (digamos, con ganas de vomitar), comenta con quien estás esta situación. Duerme de lado o en un sillón sentado.

Bailas mucho.
Y no sueles bailar. Es sinónimo de detenerse.

Te ríes mucho.
Y no sabes de qué ríes. Todo te da risa, desde lo más simple hasta lo más complejo. Y hay dos opciones: o nadie más ríe o todos ríen a gritos (en ambos casos, espera mejor un momento).

Ya no sientes la boca.
En este punto ya te perdimos. Significa que te pasaste con el vino o bebida. En ese caso lo mejor es sentarse y tomar mucha, mucha agua.

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Servir vino con hielo.

¿No les ha pasado qué están con alguien qué inicia en el vino, le gusta el vino “fresquito” y le pone hielo?
¡Qué cosa tan más nefasta pasó cuando vi que pedía hielo y lo usaba para su copa!

Resulta que esta persona en cuestión fue a cenar con una amiga mía. Nos encontramos de casualidad y tomamos una copa todos juntos. Ella quiso un vino blanco y como “no estaba frío”, pidió hielo.

Se me hizo una apuesta curiosa hasta que vi que usaba el hielo dentro de su copa. ¡Oh, por Dios! Casi grito en ese momento. Le pregunté tranquilamente porqué hacía eso.

“Me gusta frío el vino”.

Realmente no supe qué responder… ¿qué pasaba? ¿no sabía qué el vino no lleva vino, qué pierde propiedades, qué estás matando una parte de él al hacer esto?

Entiendo que cada quien tiene su forma de tomar el vino, incluso que al hacer bebidas preparadas como sangría o clericot va con hielo… ¿Pero en el vino solo? ¿Por qué? Incluso he enfriado el vino con la fruta congelada, lo acepto. ¿Pero hielo en tu vino?

La cuestión es que si te gusta un vino “fresco”, lo enfrías más y ya. ¡Pero a su temperatura de servicio! No más. A menos claro, qué tu intención no sea tomar un buen vino.
Y pues no, no se lo dije en ese momento, la verdad me fui de ahí. Espero le llegue esta nota.

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Somos una aventura con vino.

Cada uno de los momentos que vivimos, podemos vivirlo con vino.

Es una especie de brindis a cada acción que tengamos; grande o pequeña, no podemos perder la oportunidad de tomar una copa.

Aparte de todo, es saludable.
Con los amigos va muy bien.

Es la oportunidad de descorchar un momento que se convierte en único.
¿Sabías que la memoria y el olfato tienen mucho en común? Pues bien, si te encuentras estudiando (carrera, pos grado, cursos, talleres o por trabajo), toma una copa de vino: el vino te ayudará no sólo con tu memoria, sino los aromas se ligarán a lo que estudias; tendrás mayor información sin darte cuenta.
Somos una aventura con vino cuando tenemos algo especial que compartir con alguien y qué mejor manera que hacerlo con una copa.
Sí, sabemos que hay muchas otras opciones como la cerveza, el ron, el mezcal; pero por siempre el vino ha sido sinónimo de celebración y grandes momentos.
Y no es por tradicionalistas, es porque verdaderamente vale la pena compartir grandes momentos con vino.

De cepa a cepa, zona a zona, vino a vino siempre será diferente: incluso entre la misma cada, la botella cambiará nuestra percepción, a veces por el tiempo (un minuto más en la copa, un rato más abierto) tendrá una oportunidad diferente de disfrutarse.

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¿El vinagre de vino tiene alcohol?

Una pregunta válida: ¿el vinagre que voy a consumir a partir de vino tiene alcohol?

Puede que sí. Haciendo el vinagre blanco, como viene de vino, comienza con una fuente de alcohol. El etanol se convierte en ácido acético con la ayuda de un acetobacter (es un género de bacterias del ácido acético que tiene la capacidad de convertir el alcohol –etanol- en ácido acético con la presencia del aire).

¿De qué depende?

Del alcohol base que se utilizó para hacer el vinagre y por medio de procesos para determinar si hay rastro de alcohol restante.

En caso de que sea determinado como vinagre, no se toma en cuenta como un producto alcohólico, pese a que puede contar con pequeñas cantidades de alcohol, no más de un 2% como máximo, aunque el vinagre comercial n está obligado a enumerar el porcentaje.

Vía WineSpectator

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¿Por qué no se congelan las copas?

Vamos a tomar una pinta, tal vez vino o un Whiskey. El punto es que no vamos a congelar o meter al refrigerador los vasos ni las copas.

La razón es sencilla: no queremos impregnar aromas a nuestros vasos.

Esto nos va a dar problemas a la hora de tomarlos… ¿Les gustaría tomar una cerveza, una bebida o un vino con otro aroma?

Queramos o no, el refrigerador guarda aromas y estos pueden quedarse en las copas al momento de tomar algo.

No es lo mismo hacer un Mise en place (frase en francés que significa “poner en su lugar” y se pronuncia “Mizaplas”) en el cual colocamos hielo en los vasos antes de hacer coctelería que meter las copas al refrigerador o congeladora para tenerlos fríos.

Las copas de vino no deben estar calientes, pero tampoco es necesario enfriarlas: con que se encuentren lo cercano a una temperatura ambiente, servirá al momento de una copa de vino.

Esta es la principal razón para no meter una copa o vaso al refrigerador. Podemos enfriarlo con un poco de hielo (como 5 minutos es más que suficiente); en caso contrario, sólo dejarlas lejos de donde no tengan una fuente de calor directa o cercana.

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¿Por qué es importante la temperatura?

Siempre nos dicen que cuidemos la temperatura de un vino; que los blancos van fríos y los tintos al tiempo.

Y con el tiempo sabemos que eso es un error y que cada uno de los vinos tiene una temperatura de servicio. Que sí, que el tinto va a una mayor temperatura que los blancos; pero es más fresco el joven que uno con mayor guarda.

Sin embargo, poco se nos ha explicado la razón de ello.

Cada una de las cualidades del vino se podrán expresar de mejor manera: Los aromas, las cualidades del vino en boca tendrán su mejor expresión si los dejamos en su temperatura.

Al contrario, si la cambiamos, podemos:

  • Si lo enfriamos de más, podremos tapar defectos.
  • Si lo dejamos más “caliente”, tendremos mayor acidez.
  • Un vino que no se encuentre a su temperatura, podrá tener un nivel de amargor superior al que realmente tiene.

Por ello, para tomar bien un vino, catarlo de manera óptima, es necesario tomar la temperatura unos minutos antes de servirlo.

 
 

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