Un concepto muy arraigado: El viejo mundo. Son los vinos que están en regiones de Europa y algunas del Norte de África, que fueron influenciadas por la zona del mediterráneo.
Se le conoce como viejo mundo a las zonas que tienen resonancia vitivinícola, de incluso siglos; son aquellas zonas de Europa y Norte de África (cercanas al mediterráneo) que cuentan con cerca de 2.000 años haciendo vino.
Estos países deben tener una larga historia documentada de producción de vino; el problema de datar los orígenes del vino se centran en resolver si los dibujos o trazos que se encuentran en muestras arqueológicas corresponden al vino, si era fermentado de forma natural o algún otro método y entra en la categoría de vino.
La historia centra los vinos del viejo mundo en la zona sur del Cáucaso, lo que actualmente es Turquía, Armenia e Irán; zonas en las cuales se ha recogido evidencia arqueológica que demuestra que Turkmenistán, Uzbekistán y Tajiskistan tenían producción de vino desde el neolítico hasta la época de bronce con la Vitis Vinífera Sylvestris.
Aunque es una visión muy eurocentrista, es otra forma en la cual los sommeliers pueden ubicar los vinos; si son de Europa son el viejo mundo, todo lo demás es el nuevo mundo.
Los principales países productores del viejo mundo son España, Portugal, Francia, Italia, Rumania, Suiza, Alemania, Georgia, Hungría, Grecia y Austria.
De estos países, no sólo contamos con la geografía que delimita estos lugares de producción vinícola, sino también es la estructura legal y política que estos guardan:
Desde sus legislaciones para hacer denominaciones, hasta las fiestas alrededor del vino. En la mayoría de estos países aplican legislaciones para su producción de vino, la cual depende de las mismas para lograr clasificaciones, como lo son las Denominaciones de Origen.