Las variedades de vinos y algunas diferencias sutiles para que puedas escogerlos.
Vinos blancos.
Suelen ser de uva blanca: realmente hay pocos vinos blancos que sean hecho de cepas tintas: aunque pasa como el White Zinfandel (un blanco de Zinfandel).
Estos vinos no tienen taninos, suelen ser más ligeros, son frescos y su nivel de acidez es un poco mayor: Lo ideal es comprarlo y consumirlo.
Vino rosado.
Hay dos opciones para hacerlo: la primera es la combinación de vino tinto y vino blanco, pero es la menos común.
La más común es un vino tinto con proceso de blanco para que quede en color rosado.
Son vinos que tienen poco nivel de taninos y encuentras muchas características del tino: aromas en especial.
Se toman frescos y son un maridaje casi perfecto: si tienen quesos, pastas, arroces, cocidos, platillos sencillos o complejos pueden ir perfectamente.
Vino sin barrica.
Son jóvenes. Su tiempo de consumo es pronto: con aromas a frutillas, flores como rosas o lavanda y chocolate en mayor o menor nivel.
A mayor juventud, sus taninos serán más “verdes” y su acidez más elevada.
Vino con barrica.
Estos vinos tendrán una acidez menor, sus taninos más marcados y serán mucho más complejos. Los aromas en estos vinos serán de frutas compotadas o mermeladas: no encontrarás aromas frescos –y eso no significa que el vino esté en mal estado-.
Vinos generosos.
Se llaman generosos por la cantidad de alcohol: es mayor a otros vinos, llegando a 20%. Sus aromas son nueces, frutas maduras y fruta seca. Son vinos que generalmente son dulces y van perfecto con postres.