Qué son los vinos garaje.

También es conocido como microchâteau, son vinos de mínima producción en Burdeos, por las especificaciones de los vinos en Francia, no son considerados dentro de las denominaciones ni como pagos.

Este término se acuñó en los 90, cuando un grupo de vinicultores decidieron no seguir las reglas de la denominación, crear vinos con uvas con taninos suaves y maduro.

Y no, no es lo mismo que un vino de autor: estos implican un renombre de manera previa.

La idea de los vinos de garaje es que sea una producción limitada y con el respeto a la tierra y al proceso.


 

Aunque el término empezó en Francia, se ha ido desarrollando en diferentes partes del mundo: España, California y Canadá son algunos que experimentan con esta manera de hacer vino.

El término se ha ido adaptando a bodegas pequeñas que hacen producciones de mil a 2 mil botellas.

Son de una elaboración natural y que se convierten en una nueva opción para los vinos clásicos.

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Puebla es Gastronomía.

Nos dijeron que este estado es para ir a comer; y no mienten. La comida gira entorno del paseante y todo se vuelve parte de ello: las celebraciones, la familia y las visitas tienen que ver con alimentos y bebidas. Esta zona no decepciona en cuanto a lo que puedes encontrar.

Todo empieza cuando a tu amiga le dicen “tienes que subir 3 kilos”; efectivamente, el estrés y unas pesadas situaciones le bajaron de peso y llegó a los 40 kilos. Una cosa es ser flaca –como siempre lo ha sido- y otra ser más flaca.

Contándome la desgracia de seguir bajando de peso, decidimos salir de viaje y probar todo lo que ese lugar nos ofrecía: pensamos en Puebla por tener de los platillos más representativos de México: Chiles en nogada –y ya es temporada-, mole y más eran unas cuantas opciones.

La idea era sencilla: comida deliciosa, un buen momento de relajación con una gran amistad y que subiera esos 3 kilos. Grave error pensar en Puebla, otro estado esos 3 kilos serían sencillos… En Puebla no es necesario ni un fin de semana, en unas horas subir esos kilos no representa ningún problema, este lugar es para comer. Y comer. Y seguir comiendo.

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(Este es el hueso a subir de peso)

Lo primero fue caminar en el centro: los portales son clásicos en casi todos los Estados y Puebla no se queda atrás. Decidimos pedir varios platillos y compartirlos; nuestra mesera muy atenta decidió que si era para compartir ¿más grande es mejor, no?

Una sopa de tortilla, unas enchiladas, chalupas y chiles en nogada (seguido de un “les traje uno grande porque es para las dos”) llenaron la mesa.

Sobra decir que no logramos terminar los platillos y terminamos pidiendo la comida para llevar.

¿Dónde? La Nogada. Portal Morelos, local 5.

Costo promedio por persona: $150.00

Seguimos nuestro camino y conocimos unos churros: fanáticos de El Moro, este lugar en Puebla no queda nada mal y aunque la fila parece interminable, vale muchísimo la pena: La antigua Churrería de la Catedral es famosa y si bien dicen que el postre va en el corazón, estos churros tendrán un lindo momento en él.

¿Dónde?

Av. 2 sur, esquina Av. 5 oriente.

Nota: son adictivos… ¡Pero llenan mucho!

Como en la noche de un buen sábado, escuchar música y algo de beber no pueden faltar, decidimos buscar algo que nos recomendaron: ¿El barrio del artista? A unas calles del zócalo encuentran pequeños cafés y galerías donde encuentras café, vino, mezcal y cerveza. Es bastante extraño encontrar gente tomando copas de vino con alitas; aunque la combinación no es mala.

Los precios, son accesibles, aunque otro amigo que vive allá, nos comentó que es “la parte turística” y hay otros bares que son más económicos.

La carta de vinos es corta, pero entretenida y a un precio cercano; las cervezas las puedes topar sin problema –no, señor Hipster, no encontramos artesanal-; aunque debemos admitir que ya no podíamos comer más… pero sí botanear y pedimos unas papas a la francesa para el clericot, la cerveza, una paloma y un Alfonso XIII; eran muy pequeñas.

Por cierto, la música es en vivo, Serrat, Sabina y Delgadillo acompañan la mayoría de la noche.

¿Dónde? Galería Amparo.

Calle 8 norte 404.

Precio promedio por persona: $250.00

¡Ya a desayunar! Una vez una hermana me dijo que en Puebla todo es para comer y tiene la razón. Algunos amigos nos llevaron a comer por el centro y los molotes hicieron gala de presencia junto a una torta especial de carne deshebrada (donde el pan que no es bolillo, va frito ¡Pan frito! Si ni en mi pueblo –Llamado Ciudad de México comemos tamales fritos ¿En qué momento terminamos con una torta de pan frito?).

Molotes (una especie de quesadillas fritas) y pelonas (la torta).

Costo promedio por persona: $50.00

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Los molletes se vuelven dulces: un pan relleno de crema pastelera con coco y una capa dulce: Así le llaman al postre que tradicionalmente se sirve con chiles en nogada en esta época del año: julio agosto y septiembre lo tienen en sus dulcerías y algunos restaurantes lo presumen en sus cartas.

Es una bomba que sí va directo al corazón: la recomendación es comprar uno entre varios y enfriarlo, sabe mejor.

Necesitan estar listos para el ataque de azúcar en su boca: empalaga mucho, aunque seguimos en la misma línea, es delicioso.

Las dulcerías cercanas al centro permiten un tour gastronómico dulce que tiene borrachitos, dulces de leche, ate y rollos de frutas.

Costo promedios: $70.00 (de los molletes, más los dulces que realmente no son caros).

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Los árabes.

Terminamos la engordadera mandada por el doctor con unos tacos árabes en el centro: son clásicos, deliciosos y mejor si van con queso: la recomendación es que todo vaya con queso.

En la mayoría de los lugares que encuentres, prueba, son diferentes y cada uno tiene su estilo. Y volvemos a “siempre con queso”.

Costo promedio por persona: $100.00

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Para los que se preguntan, sí, logramos el objetivo de los 3 kilos (y pensamos que un poco más).

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Buenas cartas a diferentes presupuestos.

Les tenemos este listado de lugares con buenas cartas de vinos con espacios accesibles para diferentes bolsillos: desde quien no teme gastar una buena cantidad, hasta quien tiene antojo de una copa y de no gasta mucho.

No tan caro.


 

La Xampañería García.

En la zona más céntrica de la condesa encontrarás este delicioso lugar: una carta llena de vinos (en especial espumantes), te permitirán deliciosas mezclas, que van desde lo más clásico hasta bebidas nuevas.

Cada mes tienen una champagne especial.

Precio aproximado por persona: $350.00

Av. Nuevo León #66, Condesa.

Milo’s

Desde desayunos a comidas: sus postres son deliciosos y su carta te permite conocer una buena variedad en vinos.

El ambiente es ideal si vas con tu pareja o quieres una charla tranquila con alguien: te permite platicar sin problemas ni pretensiones y si vas con alguien que no sea fanático del vino, la coctelería o el café son opciones viables.

Precio aproximado por persona: $400.00

Ámsterdam 308, Hipódromo Condesa.

Mesa 19

Más que restaurante, un club: Con cocina especial e increíbles catas que permiten conocer los vinos de manera constante. Este espacio es ideal si quieres hacer un evento privado.

Costo de membresía anual: 5,500.00 y aquí que incluye.

Maricopa 48, Benito Juárez.

La Vie en Rose

Jazz y un trago: no se necesita decir más para querer llegar a un lugar donde la pasta se presenta por si sola a un buen ritmo de contrabajo en vivo. Lo importante: hacer reservación, el lugar se llena (si vas por el jazz más que por el vino, puedes ir temprano al Zinco Jazz Bar) y será imposible entrar si no tienes una mesa apartada: ¿Cover? No suelen tenerlo.

Precio aproximado por persona: $350.00

Álvaro Obregón 275.

Bistrot Arlequin

Sencillo, carismático y romántico. Si vas a una buena plática, quieres conquistar a alguien o buscas algo realmente francés, la opción es este lugar; no hay grandes pretensiones más que en una carta que busca la inclusión de buenos vinos a varios precios: depende lo que gustes, encontrarás el precio. Tienen por botella o por copa y cuidan bien sus vinos para que puedas aceptar las recomendaciones que puedes pedir a los meseros del lugar.

Costo promedio por persona: $450.00

Río Nilo 42, Cuauhtémoc

La Teatrería.

Vino y Teatro: no hay más que decir. Una carta buena y algo para botanear mientras esperas o estás en medio de una obra o simplemente platicas a gusto. Las opciones varían en este bar dentro de la Roma.

Costo promedio por persona: $400.00

Tabasco 152, Colonia Roma Norte

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Para invertir más.


 

Hotel Intercontinental

Todo lo que quieras y busques en vino lo encuentras aquí. Desde un Petrus, un Pingus hasta vinos económicos del cono sur: de las cartas más grandes en América Latina. Enciclopedia de vino con todo el material que tienen: Alfredo Di Roma y Au Pied De Cochon te esperan a disfrutar de su alta cocina que va a maridar con prácticamente todos los vinos del mundo.

Tienes dos opciones: Alfredo Di Roma y Au Pied De Cochon

Costo promedio por persona: $1,200.00

Campos Elíseos 218, Chapultepec Polanco

Syrah

Este restaurante pertenece al Grupo Estoril (Los que tienen Estoril, Mistal, Bistro del Mar): ya sabemos por donde va el asunto. Se encuentra dentro de Centro Comercial Antara y cuenta con un amplio menú que antoja: Risotto a los 4 Quesos y Tartufo o cortes de carne como el vacío o bife.

Desde el nombre sabes que habrá vinos: cuentan con las suficientes opciones para crear un buen maridaje.

Costo promedio por persona: $850.00

Avenida Ejército Nacional 843

Porfirio’s

Un camino gastronómico que se crea alrededor de la reinvención de la verdadera comida mexicana: ya sea en Polanco o Altavista tendrás la buena calidad que siempre muestran: aquí las fotografías no mienten y lo que ves en el menú es lo que te sirven.

La idea de un buen maridaje y una copa de vino va bien acompañada con su carta de vinos que también cuenta con buena opción en mezcales.

Costo promedio por persona: $900.00

Av. Presidente Masaryk 214, Polanco

Si buscas algo parecido, pero en cortes, prueba Harry’s, también de grupo Andersons –y una buena carta de vinos-.

Pujol

No hay mucha intervención al hablar de un restaurante que se encuentra entre los 50 Mejores Restaurantes del Mundo. Este

Comida de Autor: El Chef Enrique Olvera deleita paladares con sus menús de 7 tiempos listos para quien guste de probar su cocina. También cuenta con todo tipo de vino disponible en su cava.

Precio por menú personal: $1,700.00 (más vino o bebida).

Francisco Petrarca 254, Miguel Hidalgo


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Nota: todos los precios promedios varían de acuerdo al vino que se solicite, pues algunos lugares cuentan con botellas de $150.00 a $1,500 y más, como el caso del Au Pied De Cochon, donde puedes encontrar botellas de miles de pesos o el Pujol que su botella más cara ronda los 6,000.00

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Un restaurante de impresión.

Este restaurante es un centro ambulante: va de un lado a otro y tiene algo que lo hace muy diferente a otros lugares, pues todo es impreso en 3D.


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Se llama The Food Ink: su lema está en que la mejor manera de predecir el futuro es hacerlo.
Y en ello incluye la creación de un lugar que ha sido impreso en 3D: copas, cubiertos, mesas, sillas tienen su inicio en la impresora.
¿La comida? También tiene que ver con esto: partes impresas para crear diferentes y vistosos platillos.

“Prueba el mañana hoy”
“Taste Tomowwoy today”.

La idea de este lugar es ser itinerante: Sao Pablo, Nueva York, Londres, Seúl, Dubái, Berlín, Toronto y Singapur como próximos destinos de este restaurante.

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México, un país muy salsa. Del chiltepín al habanero

La gastronomía es una expresión viva del patrimonio cultural y natural de México y su gran variedad de chiles hacen de sus platillos un elemento característico de cada estado, desde lo dulce hasta lo picoso.

De acuerdo con la Secretaría de Turismo (Sectur), dentro de la gastronomía, el chile es un ingrediente fundamental en la cocina mexicana desde hace más de 500 años, al ser sustento alimenticio de la población y materia prima de las salsas.

Los chiles siguen siendo el ingrediente primordial de las comidas mexicanas y está presente hasta en 90 por ciento de sus platillos, ya sea de forma directa -picado o en rajas- o como ingrediente fundamental de salsas, adobos, moles y aderezos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La diversidad de salsas en el país responde a la variedad de ingredientes disponibles en cada región y a sus distintas condiciones climáticas y geográficas.

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En Yucatán, por ejemplo, la salsa tamulada es compañera inseparable de platillos típicos como la cochinita pibil, y su intenso sabor ha trascendido a otros estados de la República Mexicana para clásicos como la carne asada.

El chile habanero, principal ingrediente de la salsa, es considerado como el de mayor intensidad de sabor picante. Desde que llega a la lengua de los comensales, su sabor se apodera del paladar hasta provocar una sensación de ardor en los labios o en toda la cara.

Cuando tienen lugar las primera lluvias en Oaxaca, las hormigas voladoras, llamadas chicatanas, dejan sus hormigueros y los pobladores las recogen para elaborar la famosa salsa de chicatana.

Este platillo tiene un sabor medianamente picoso y salado y es parte de la gastronomía milenaria de Oaxaca a base de insectos.

En Hidalgo se prepara una salsa con gusanos de maguey o chinicuiles, insectos que habitan zonas semiáridas y salen de los magueyes después de las lluvias de otoño.

Este exótico platillo incluye, además, chile pasilla y xoconostle, que es una variedad de cactus cuyo fruto es un tipo de tuna de sabor agrio.

Es un hecho que la presentación de este guisado resulta lejana a las artes culinarias más exquisitas, pero la recompensa al probarlos sobre una tortilla recién hecha es extraordinaria.

En Sonora es común escuchar la frase “puede faltar la carne, pero nunca el chiltepín”. Esta variedad de chile redondo y colorado es indispensable en platillos como un humilde taco de frijol o a lado de una sustanciosa carne asada.

Este chile es conocido como el “oro rojo” de Sonora y su precio en mercados puede alcanzar hasta los mil 500 pesos por kilogramo.

La salsa se prepara en un mortero o chiltepinero de madera donde se muele el chile antes de agregarlo sobre la comida para ofrecer su intenso y agradable sabor.

En el caso del guacamole, la mitología prehispánica refiere que el Dios Quetzalcóatl o Serpiente Emplumada le dio la receta al pueblo Tolteca y ellos la extendieron por todo México; el sabor del aguacate ha trascendido las fronteras del país por su excelente maridaje con cortes de carne.

Esta “salsa” tiene además un gran valor nutrimental, pues el aguacate brinda una importante cantidad de grasas naturales, proteínas, minerales, hierro y fósforo.

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De donde viene el sabor del vino.

El vino viene de la uva… ¿la uva qué sabor tiene?

Vamos a lo básico: los sabores son 4 (algunos señalan que son 5 contando el umami y otros que el sexto es la grasa) ácido, dulce, salado y amargo. Y los aromas son miles: cada cosa en el mundo nos recuerda aromas.

Aromas que van desde las casas, las personas, las flores, las frutas y más se complementan en la boca y tenemos el retrogusto: la confirmación o cambio de aromas que viene en boca.

Así es como comemos: lo que olemos y a lo que nos sabe: la combinación de sensaciones.

Todo esto en la práctica de vino se le llama cata.

Al momento de catar un vino encontramos muchas características que no son propias de su materia prima, como lo es la uva.

¿De dónde sale el aroma a pimientos del Cabernet? ¿Ese toque de limón del verdejo? ¿las mieles de un chardonnay? ¿ El nebbiolo y su pimienta?

Pues bien, las características de las uvas se encuentran así:

La tierra

O el Terroir: La cantidad de sol va a hacer a nuestro vino más ácido; la salinidad de los suelos, hacia dónde dirige la tierra (más o menos sol, mayor o menor agua); la cantidad de agua que tenga. Todo esto hará que un tempranillo de Rioja sepa diferente a uno de Toro.

La variedad de uva.

Como comentamos, cada uva tiene un carácter, un sabor, color y característica especial: al momento de hacer un vino debe hacerse una revisión de cómo se quiere el vino y qué hay que cambiar, modificar o mover antes de envasar: ¿meter barrica, dejar que el vino se exprese por sí mismo, hacer una combinación de cepas de acuerdo a lo que tenemos de un vino?

La elaboración.

De acuerdo a como vamos a hacer el vino, atribuiremos características al vino: procesos van a hacer variaciones en él: no es lo mismo un vino con maceración carbónica que una fermentación maloláctica o velo en flor. Todo esto va haciendo cambios en sabor y aromas de un vino.

La crianza.

¿Va a tener una segunda fermentación en botella –método champenoise- y se dejarán las lías un mes, un año? Esto dará más mantequillas, un mayor aspecto láctico; Si va directo a la botella será fresco, aromas a frutas recién cortadas. Más tiempo en barrica tendrá café, coco, lácteos. Si lleva más en botella las frutas no serán frescas, serán compotados.

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¿De qué depende un buen vino?

Hablemos de los aspectos técnicos necesarios con el vino. Mientras todos estos aspectos sean cuidados, podremos hablar de un buen vino.

El terroir.


 

Todo el entorno del vino tendrá que ver con el producto final. Las características principales de ese vino vendrán de aquí: la frutalidad, la riqueza alcohólica, la astringencia y más vendrán desde este punto.

El proceso.


 

Si tiene azúcar agregado, si no lo necesitó: el tipo de fermentación o el proceso que va a llevar nos dará características diferentes.

El cuidado previo.


 

Desde el embotellado hasta que se encuentra en la tienda: si no tiene un correcto manejo, el vino bajará su nivel: mucha luz, exceso de manipulación y movimiento, demasiado tiempo de manera vertical –en caso de que sea un vino con corcho-, son factores que darán problemas al vino.


 

El cuidado en casa.


 

Desde que tenemos el vino en casa, tenerlo en buen nivel es lo que va a permitir que valga la pena: sin luz, que se encuentre el líquido en contacto con el corcho, con un nivel aceptable de humedad.

Todo esto va a permitir que tu vino tenga una buena calidad y puedas guardarlo el tiempo necesario para consumirlo: ya sea que te permita una guarda de 6 meses o los 10 o 15 años que se permitan.

Cada caso debes tenerlo aclarado: el tiempo que puedes guardar un vino depende de otros factores.

Como podemos ver, un buen vino no depende de las uvas que se usan de manera directa: no es que sea mejor un cabernet sauvignon por ser esa cepa: es todo lo anterior lo que influye a que el vino sea uno mejor.

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Todo con el rosa.

Ante la inminente discriminación que el vino rosa sufre, vamos a hablar de él: para entenderlo mejor y no alejarnos de él, poder incluirlo en las pláticas, en las comidas familiares, darnos cuenta que es tan buen vino como lo disfrutemos y que perfectamente nos puede acompañar a todos los eventos que queremos o necesitamos.

Si para perderle el miedo al rosado hay que hablar de él, pues que así sea.

Obertura:

El vino rosado suele realizarse de uvas tintas: se hace un proceso de vino blanco y poco tiempo de contacto con las pieles, se logra el color y las características de aromas y sabor que de él queremos.

Algunos pocos son vinos que se combina (Coupage o cuvée) de tipos de uvas: entre blanca y tinta.

No son mejores o peores: son estilos diferentes y lo mejor es probar ambos para definir la opción que más vaya de acuerdo a ustedes.

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El rosado no tiene complejo de blanco, no es un tinto que se quedó a medias.

Maridajes.

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Las opciones son todas las que ustedes gustan: la realidad es que estos vinos permiten gran cantidad de cambios en sí. Desde pescados a mariscos, de quesos a ensaladas; carnes muy grasosas o muy condimentadas las vamos a evitar.

Pero si quieren ir por diferentes tipos de quesos, el vino lo permite y lo celebra.

Paellas que contienen de todo un poco son opciones ideales.

Platos de quesos, carnes frías, dulces, postres serán un acompañante en la mesa.

Temperatura de servicio.

Revisa las etiquetas, en algunos casos dice lo recomendable.

En caso de que no, 8 o 10 º C.

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Época para beberlo.

Es un vino que suele servirse fresco: celebraciones, festejos, incluso brindis; para el calor o picnics.

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El aire en el vino.

¿Por qué decimos qué el oxígeno es el enemigo del vino?

Es uno de los principales enemigos por la oxidación que provoca: así como se pueden desgastar las paredes de un edificio, el vino “lastima” al vino.

Y sí, provoca un efecto de oxidación en el mismo, lo cual, hace que se “avinagre”. El alcohol se volatiliza.

Por ello, la recomendación al guardarlo, es tener una bomba de vacío manual, que permita eliminar el aire que puede estar en la botella de vino si vas a guardarlo después de servir un poco.

Muchas personas dicen que el aire es bueno, porque la copa se mueve especialmente para eso, soltar los aromas de la copa.


 

Sin embargo, el problema es el exceso: si decantamos, servimos y dejamos por mucho tiempo o la botella se queda abierta, nuestro vino dejará de ser vino y será vinagre.

En las botellas, aunque hay un espacio entre el vino y el corcho, no es aire, se mete una solución especial que elimina el aire al momento de ser tapado: es un vacío.

Si nuestro vino se encuentra con corcho, por ello también es necesario tener el vino en contacto con el corcho pues se puede perder la elasticidad del alcornoque y el vino salir o el oxígeno entrar.


 

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