En el refri pierde la gracia.

Si vas a meter un vino a tu refrigerador, piénsalo dos veces.

Es una tarde, abres un vino, estás con tus amigos y te dicen “que no toman”. Tu de costumbre, te tomas entre una y dos ¿Qué más vas a hacer con la botella?

Es verdad que la mejor forma de conservarlo en esos casos, es meterlo al refrigerador. No queda otra opción. sobre todo porque el vino no tendrá una temperatura para conservarlo, sino la que necesitas para tus alimentos (y si es un refrigerador/cava, no puedes acostar la botella para evitar accidentes y humedad).

Lo mejor es cerrarlo lo más posible, casi herméticamente. En el mercado encuentras varias válvulas para poder “sellar” el vino y sacar el oxígeno que está dentro.

Sin embargo, es imposible no perder cualidades en el vino una vez que hayas procedido a meterlo al frigorífico.

Intenta al día siguiente o de manera más próxima seguir consumiendo ese vino, pues lo más probable es que en poco tiempo no te sirva como vino, pero si como vinagre.

Ojo: nunca en el congelador.

Compartir

Pie de limón.

En estas fechas, un delicioso postre para cambiar la tradición y llevar algo diferente. La receta se ve larga e incluso un poco cansada; sin embargo, al hacerla se darán cuenta que es fácil y podrán preparar otras cosas en lo que está la masa o mientras se hornea, es rápido y muy delicioso.

Ingredientes:

Para la masa:

2 tazas o aprox. 225 gramos de harina

1 pizca de sal

1 taza o aprox. 125 gramos de mantequilla muy fría sin sal

1 yema de huevo

3-4 cucharadas de agua o leche helada, de preferencia en una botellita con atomizador

Para el relleno:

2 tarros de leche condensada

5 yemas

1/2 taza de jugo de limón*

Para el merengue:

6 claras

1 pizca de sal

3/4 cucharadita de cremor tártaro (opcional)

3/4 de taza de azúcar

 
Preparación:
 

  1. Es súper importante que la mantequilla esté bien fría. Si la sientes un poco blandita métela a congelar por 10-15 minutos. Si se derrite durante la preparación, la masa no saldrá tan rica y vas a tener problemas para estirarla.

 

  1. Coloca harina y sal en un recipiente grande y pon la mantequilla fría, cortada en cubitos (del tamaño de un dado) en el centro. Usando un “estribo” o dos cuchillos limpios, “corta” la mantequilla mezclando con la harina hasta que tenga apariencia de pan molido. También puedes usar los dedos, pero primero pon las manos en agua bien fría para no derretir la mantequilla.

 

  1. Agrega la yema de huevo y sigue cortando hasta que se mezcle bien.

Agrega el huevo
 

  1. Si tuvieses a mano una botellita con atomizador limpio, coloca la leche o el agua fría adentro y humedece un poquito la mezcla de harina. Si no tuvieses una botella así, salpica la leche o agua con los dedos. La idea es formar la masa usando la menor cantidad posible de líquido, para que quede más ligera y suave. Amasa ligeramente y continua agregando líquido sólo hasta que al apretar la masa, se quede pegada. Aún no la vas a poder estirar, pero unos minutos en la refrigeradora terminarán de hacer el trabajo.

 
 
Agrega el agua
Si leíste mi post del queque de plátano sabrás que si se desarrolla demasiado el gluten presente en la harina, el resultado es medio duro y chicloso (lo cual no es malo si estás haciendo pan crocante, pero en queques, muffins y pies no es lo más apetecible). Además la harina se va a seguir humedeciendo conforme pase el tiempo y eso es lo que vamos a usar en este caso.
 

  1. Coloca la masa -que por el momento no va a parecer una masa sino un montón de pedazos de harina y mantequilla que se caen y vas a estar preguntándote… Verónica,¿ estás segura de esto?- en una bolsa de plástico, un poco más grande que el molde que vayan a usar.

 
 
Vierte la “masa” en una bolsa
 

  1. Aprieta la masa dentro de la bolsa hasta formar un disco, cierra la bolsa (si no es de las que tienen cierre, hazle un nudo que luego puedas desatar sin romper la bolsa) y métela a la refrigeradora por 30 minutos. ¡No te saltes este paso!

 
 
Forma un disco de masa dentro de la bolsa
 

  1. Mientras la masa se enfría, separa el resto de las yemas y claras. Recuerda colocar las claras en un recipiente limpio y sin ningún rastro de yema para que no tengas problemas al preparar el merengue.
  2. Coloca la leche condensada en un recipiente y agrega las yemas una por una. Mezcla bien después de cada adición. Agrega poco a poco el jugo de limón. La mezcla se va a espesar y terminar con una consistencia casi como de yogur líquido.

 
Mezcla la leche condensada con las yemas y el jugo de limón
 

  1. Al pasar la media hora, saca la bolsa con la masa de la refrigeradora. Abre la bolsa, saca la masa y espolvoréala con un poco de harina por ambos lados. Corta la bolsa de modo que te quede un “tubo”. O sea, si es una de esas bolsas con cierre, corta los dos lados, así tanto la base como el “cierre” quedan intactos. Si es una bolsa común y silvestre, corta la base, de modo que ambos lados queden intactos. Coloca el disco de masa, enharinado, dentro de este “tubo” y estíralo con un rodillo hasta que casi se empiece a escapar por los lados. Te va a quedar entre redondo y cuadrado. Una vez estirada la masa, abre el “cierre” o corta un lado de la bolsa para poder abrirla sin malograr todo el trabajo. Usando la bolsa para levantar la masa, voltéala sobre el molde y presiona bien para cubrir toda la superficie. Corta cualquier pedazo sobrante y úsalo para tapar los huecos que hayan podido quedar por ahí.

 
Estira la masa
 

  1. Ahora… esta es la parte donde los gustos cambian. Hay gente a la que le gusta una corteza crocante en la base y a otras personas les gusta que esté crocante en los costados pero suave en la base. Si te gusta la base suave (o no tienes tiempo y quieres terminar el pie más rápido), simplemente vierte la mezcla de leche condensada sobre la masa cruda y hornea a 180ºC hasta que la mezcla cuaje y la masa este dorada (unos 25-30 minutos, pero varía de un horno a otro).

Si te gusta la base crocante, tienes que hacer lo que se llama “hornear en ciego” o sea, hornear la masa vacía. Para este paso, haz huecos en la base de la masa con un tenedor (para que no se levante al hornear), coloca un pedazo de papel manteca o platina encima de la masa y ponle algo que tenga peso. Puedes usar por ejemplo 1/2 kg de frejoles (que puedes usar y reusar para este método pero NO para hacer porque van a saber horrible). Hornea con este peso a 230ºC 15 minutos. Ahora sí, vierte la mezcla de leche condensada y hornea a 180ºC hasta que el relleno cuaje (15-20 minutos dependiendo de tu horno). Al cuajar, saca el pie y baja la temperatura del horno al mínimo, ¡pero no lo apagues!
 

  1. Mientras está en el horno… prepara el merengue. Bate las claras, la pizca de sal y el cremor tártaro hasta lograr “picos suaves”, luego añade poco a poco el azúcar hasta llegar a punto de nieve.

 

  1. Finalmente, coloca el merengue sobre el relleno y usa tu “arte” para esparcirlo… algunas personas lo prefieren plano, yo le hago piquitos “golpeándolo” ligeramente con la base de una cuchara o uso una manga de decoración si es que quiero algo más elegante.

 

  1. Mete el pie una vez más al horno, sólo hasta que el merengue esté dorado (15-20 minutos aproximadamente).

 

  1. Cuando enfríe, mételo al refrigerador.

Receta de El diario de mi cocina.

Compartir

Una recomendación para una Fiesta.

¿Piensas en una fiesta, un reunión, tal vez algo en el trabajo?

Puedes tener todos los vinos que se te antoje para acompañar: dulces, espumosos, secos, algunos tintos o blancos. ¿Cuál es tu plan?

Todo depende de lo que vayas a hacer ¿planeas coctelería, una sangría, un clericot?
Tomando en cuenta que con una sangría y las diferentes maneras de prepararlo, no sólo saldría más barata, sino rendiría más.

Puedes ver entre los vinos que tienes en casa si alguno está listo para este propósito. Claro, no vayas por vinos que sean para “eventos importantes”; no tiene caso que uses el vino caro que has estado guardando; busca alguno que sea más económico, que no te duela ponerle la fruta y el jugo.
Esto hará que si una botella te alcanzaba para 6 personas, pueda rendir hasta unas 11 o 12 (si, el doble de ser posible) y a los amigos que no toman vino les vendrá de maravilla para acercarlos.
No olvides el agua.

Antes de que tengas un problema, ten agua cerca. Algunas personas, por lo dulce de estas bebidas no saben qué tanto están realmente tomando en alcohol, pues “lo sienten ligerito”; lo recomendable es tener agua a la mano para que no se pasen las copas.

Pero si ya pasó…
Puedes hacer tu propio suero: agua, sal, gotas de limón y la persona poco a poco se sentirá mejor. Evita el café, sólo va a provocar acidez.

Compartir

Voy con un cliente. ¿Qué le doy?

Consejos prácticos para una cena con vino.

Siempre piensa primero en el maridaje; si ya sabes que vas a consumir, será más sencillo saber el vino que se va a usar.

  • La decisión.

¿Vas a impresionar o es una cena casual?

Si quieres impresionar, busca cepas diferentes y vinos poco comunes que pueden ir desde un riesling, sekt, pinot meunier, montepulciano, brunello, entre otras opciones.

Una cena casual te da la oportunidad de lucirte con los vinos que conoces y gozan popularidad que gustan a la mayoría: cabernet sauvignon, chenin blanc, merlot, chardonnay son opciones ideales.

  • ¿Cómo lo pronuncio?

Hazlo en español si no dominas el idioma; busca la pronunciación más cercana a tu lengua, no fuerces un idioma que no conoces por tratar de “quedar bien”; lo más seguro es que no lo logres.

  • Espumoso como opción.

Si cierran trato ¿por qué no hacerlo con algo espumante? Es una de las mejores opciones para tener un buen momento y relajar la posible tensión tras los tratos o celebrar el logro formado.

Extra: no mamonear.

En serio, eviten hacer como que saben; si no saben, no saben. No necesitan ser groseros con el mesero para parecer “autoritarios” ni presumir dos veces el único dato de vino que saben para demostrar que saben (ajá); los demás si nos damos cuenta.

Compartir

Tres consejos de vino tinto.

1. Puedes dejar la botella de vino tinto mientras cenan; no es necesario que la metas a enfriar durante el proceso (ni tenerla en hielo).

2. Si es una carne roja o una asada al horno, la sugerencia es un syrah o un pinot noir.

3. Platillos marinados que sean de res puedes acompañarlos con un merlot.

Compartir

¿Por qué el vino va en copa?

Para algunos protocolo, otros necesidad. ¿En verdad necesitamos la copa?

La respuesta es si: es la mejor forma de poder dejar un vino expresarse.

Aunque lo ideal es que cada vino se sirva en su copa, no siempre podemos hacerlo; al tener una copa y servir el vino vamos a dejar que “abra”, que evolucione. Su contacto con el exterior permitirá que encontremos los aromas que en botella no tendremos, así como su calidad en boca.

Sabemos que el contacto con el oxígeno no es lo mejor para el vino… por mucho tiempo.

Entonces evitemos dejar mucho tiempo la botella abierta (esto depende del vino, algunos grandes toscanos nos dejarán abrirlo por horas para que esté “en su punto”, y otros vinos con dejarlos en copa será más que suficiente).

La cerveza, por ejemplo, también debe ser servida para evitar estar “empanzonados”, tener todo el gas en el estómago.

El Wiskey, ron, tequila, mezcal también tienen su manera de servirse, no es por necedad o soberbia; tampoco por presumir que sabemos de vino o de destilados.

Si somos honestos, toda bebida debe ser servida en vasos o copas; incluso las bebidas gaseosas.

Compartir

¿Y el tequila, apá?

De las pocas denominaciones que tenemos en México encontramos una de las más importantes: El Tequila.

Si a un extranjero le preguntamos sobre algo que le recuerde México, lamentamos informales, no va a decir “vino”; va a decir tequila.

Vamos desde el principio… ¿qué es el tequila?

De acuerdo con la norma mexicana (que es la clave de la denominación) hablamos de una bebida alcohólica que se obtiene por la destilación de mostos que son preparados directa y originalmente en el territorio establecido, de las cabezas de Agave Tequilana weber variedad azul.


Estas cabezas tienen que ser hidrolizadas o cocidas y sometidas a una fermentación alcohólica con levaduras, cultivadas o no, siendo susceptibles los mostos de ser enriquecidos y mezclados conjuntamente en la formulación con otros azúcares hasta en un proporción no mayor de 49% de azúcares reductores totales expresados en unidades de masa.

“El Tequila es un líquido que, de acuerdo a su clase, es incoloro o coloreado cuando es madurado o cuando es abocado sin madurarlo.”

Este producto solamente puede ser denominado a través de alguna de las siguientes leyendas: “100% de agave”, “100% puro de agave”, “100% agave”, “100% puro agave”.

Información del Consejo Regulador del Tequila.

Compartir

Subastan vinos en apoyo a las víctimas de atentado en París

Un tonel de vino rompió un record en una insólita subasta; todo ello en beneficio a las víctimas de los atentados en París.

Recientemente, fue conseguido un insólito récord en la prestigiosa subasta de vinos de Borgoña del Hospicio de Beaune, en la cual un tonel fue vendido por 480.000 euros, es decir, unos 510.000 dólares, una cantidad que en parte será fijada a las víctimas de los atentados en París y a sus familias.

A su vez, la directora general internacional de subastas Christie’s, Aline Sylla-Walbaum, afirmó que el récord precedente para la pieza de caridad se remonta al año 2010, por un monto de 400.000 euros.

Cabe denotar que este año la pieza de los presidentes irá en su mayor parte en apoyo a las víctimas de los atentados en París, y también a las dos instancias inicialmente previstas, es decir, el Instituto Curie contra el cáncer y la Fundación para la investigación de los accidentes vasculares cerebrales, AVC.

Nota de Sexenio.

Compartir

100 años en la dieta norteamericana.

¿En qué se basa la comida de un norteamericano?
Aquí podemos ver los cambios de los últimos 100 años en la dieta de un estadounidense promedio de acuerdo con el canal MODE.

Con Norteamérica nos referimos al país vecino (USA), no a Canadá ni México.

Compartir