El vino tiene aromas a frutas, ¿se le agregan? ¿En qué momento se ponen las esencias? ¿Cómo es posible que si es sólo hecho con frutas tenga aromas a ahumados?
Pones la copa en tu nariz, entornas los ojos; dejas la copa quieta y olfateas. La retiras, mueves la copa como te enseñaron o como aprendiste; la vuelves a oler y descubres fresas, zarzamoras, sandía; pera, manzana y “algo láctico al final”; a veces un poco de madera y ahumado (como cuando hacen fogatas en casa).
Y surge la duda ¿Cómo es que tiene tantos aromas si se supone que el vino viene sólo del vino?
¿Cómo puede tener aromas a tierra, a otras frutas si solamente se prensan, se fermentan y se guarda el vino –botella o barrica- para consumir?
La respuesta es la siguiente: Las moléculas de las uvas, el proceso de fermentación hacen que el vino tenga aromas que no encontraríamos en las uvas por sí solas.
En química orgánica, se les conoce como “moléculas aromáticas”.
Estas moléculas al combinarse emiten aromas que nos recuerdan otras frutas.
El proceso de fermentación, nos dará los aromas secundarios (que todos los vinos tienen).
Y en los aromas terciarios estarán los de la guarda: el coco, la vainilla, los ahumados, tierra, pasto serán de este ámbito.