El vino rosado es para mujeres.

Sabemos que en el momento que lean eso, se espantarán “¡¿Cómo pueden afirmar eso?!”. En caso de que esa no haya sido su reacción, les recomendamos revisar sus valores.
El vino es vino: se disfruta por igual.


No podemos llevar el sexismo también a él.

Es como decir que el vodka y el Whiskey es para hombres: pues en los últimos años el consumo de Whiskey en mujeres ha aumentado.

Es como afirmar que la mujer pertenece a la cocina. Y es verdad, pero también los hombres: ¡En la cocina es donde está la comida!

De eso a que les guste o no cocinar, es diferente: Incluso la mayoría de los chefs que aparecen en listas del mundo ¡Son hombres! ¡Los altos cargos en las cocinas de renombre son hombres!

Piensa en tu cocina favorita: en casi todas hay referencias de hombres y mujeres (meseros, garroteros, lava trastes, cocineros, chefs, cocineros y más).

¿Entonces? ¿El vino para mujeres?

Rosado por el color… ¿el color también depende de género?

De hecho ates de 1927 se vestían a las mujeres con colores delicados como el azul y a los niños con colores fuertes como el rosa: y antes de eso vestían a los bebés de blanco para evitar detalles de género, como lo aclara Jo B. Paoletti en su libro “Pink and Blue: Telling the Boys from the Girls in America”.

Entonces ¿Si el color no tiene género, por qué vamos a marcar a las mujeres con un vino? ¿Y limitar a los hombres al mismo?

Muchos dicen que el vino blanco o rosado es para mujeres, siendo que lo que más se produce, más toma es el vino tinto. ¡Por todos lados!

De un tipo u otro, lo más consumido es el vino tinto, en segundo lugar el vino blanco y al final el rosado. Y no hablemos de lo poco que se toma el espumante.

Así como el vino no es de pose, tampoco es de género o sexualidad.

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