Detallitos que nos dejan al pendiente de la copa.

 
1. Es alcohol. No nos vayamos por la finta de que es vino, al final de cuentas tiene un grado de alcohol y en cierto punto es peligroso, por salud… y escenarios públicos.

2. Es benéfico. Si tomamos en cantidades proporcionadas, nos ayudará a no subir de peso, a que nuestro corazón esté en mejor estado e incluso a una mejor salud mental y linda piel. Claro, esto de acuerdo a la dieta que llevemos. En caso de las mujeres, una copa de vino está bien, y los hombres un máximo de dos al momento de comer.

3. La temperatura. En serio no hagan el clásico: temepratura ambiente. Por favor no, eviten ese pecado. Cada vino tiene su temperatura y no depende de ningún ambiente.

4. Si abres un espumoso puedes perder un ojo. Muchas personas, al no saber abrir correctamente una botella de espumoso, apuntan a otras personas, lastiman o peor: a su propio ojo. Aguas aquí, puede que por presumir que sabes mucho de vino, apuntes a un ojo ajeno…

5. El vino rosado. Algunos hasta preguntan si pueden mezclar el vino blanco con el tinto y hacer un rosado. No, eso no pasa. El rosado puede ser una combinación de cepas, pero eso sólo el enólogo lo va a trabajar. Otro método de elaboración es que las tintas tengan un tratamiento de uvas blancas.

6. Extra: El espumoso es champaña. Por alguna razón a todo el epsumoso le dicen champaña. La champaña de Ensenada, la Champaña de España, la Champaña de Chile. No, no es así. Sólo hay una champaña: la producida en Francia en la Región de Champagne, con tres uvas (pinot meunier, pinot noir y chardonnay), con el método champenoise. Los demás pueden tener su denominación diferente o solo ser espumosos.