En México tenemos dos leyes especiales que permiten a los consumidores tener el cuidado de tus salidas. Haremos un repaso rápido a ellas.
La Ley de protección al consumidor tiene una de las más importantes: no a la discriminación. No pueden detener el acceso a un recito por razones de género, nacionalidad, étnicas, preferencia sexual, religiosas o cualquiera otra particularidad.
Ojo: pueden tener normas de ética o vestimenta, por lo cual solicitarte, las cumplas, más no por ello negarte un servicio. Es más, el lugar debe tener todo dar las facilidades o contar con los dispositivos indispensables para que las personas con discapacidad puedan utilizar los bienes o servicios que ofrecen.
Y no, no deben cobrar por ello.
Ley de Establecimientos mercantiles del DF.
Aunque ya no es el Distrito Federal, pero sí la Ciudad de México, esta ley sigue en rigor. Por desgracia, no aplica a toda la República, pero al menos aquí podemos exigir lo siguiente.
En serio, nadie les puede exigir el mínimo del 10%; es más si no quieren dejar propina, no lo hagan (ya hemos hablado de ello, por justo o injusto que pueda ser, no se las pueden cobrar).
El artículo 11 (entre varias cosas, como prohibir la venta de alcohol y cigarros a menores de edad), establece Exigir pagos por concepto de propina, gratificación, cubierto o conceptos semejantes, así como condicionar la prestación del servicio a una determinada cantidad de dinero en el consumo. En caso de existir otro concepto distinto al consumo, se hará del conocimiento del usuario y se solicitará su aceptación.
También queda prohibida la celebración de relaciones sexuales que se presenten como espectáculo en el interior de los establecimientos mercantiles (en el mismo artículo lo solicita).
En el artículo 28 aclara que deben venir los precios en el menú: visibles para los usuarios (no deben estar preguntando el costo, pues este no debe variar entre los comensales).
Otra más, muy importante: se deberá proporcionar de manera obligatoria y gratuita, agua potable a los clientes que así lo soliciten.
De igual jerarquía, no te pueden hablar de un consumo mínimo ni de uno constante de alimentos o bebidas: No te deben llevar la cuenta sin pedirla.
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