Productores argentinos lograron imponer las privilegiadas denominaciones de origen a variedades específicas de vinos, salames y chivito en los últimos años.
El sector más avanzado es el vitivinícola, ya que hasta ahora hay tres denominaciones de origen controlado (DOC), gracias a las cuales se garantiza la protección de las regiones productoras y la alta calidad del vino elegido.
Es el caso, por ejemplo, de Luján de Cuyo, la primera DOC argentina alcanzada a finales de los años 1980 para identificar un vino producido en el norte de la provincia de Mendoza a partir del varietal Malbec.
Desde entonces es obligatorio que los productores de este vino obtengan una cosecha menor a las 10 toneladas de uva por hectárea, una crianza mínima de un año en barricas y el resto en botella, ya que de lo contrario no pueden salir al mercado.
Después llegó la denominación de origen del vino producido en San Rafael, localidad ubicada al sur de Mendoza, y finalmente la del Alto Valle del Río Negro, ubicada en la Patagonia.
El reconocimiento de estas tres DOC reconoció la calidad del vino de la variedad Malbec, cepa originaria de Francia que se desarrolló a mayor escala y con mejores condiciones en Argentina.
De hecho, el Malbec es la cepa que identifica al país sudamericano, que es el principal productor mundial con casi 40 mil hectáreas sembradas en diferentes regiones. El sello DOC es sinónimo de calidad porque identifica el origen del producto a partir de determinados procesos de elaboración y se transforman en patrimonio gastronómico cultural.
A escala internacional, algunos de los casos más famosos son el champagne y el roquefort, nombres que no pueden ser utilizados si la bebida y el queso fueron producidos fuera de determinadas regiones de Francia.
Además del vino, el primer alimento argentino que logró la marca DOC fue el chivito criollo del norte de Neuquén, una provincia patagónica famosa por la producción de este alimento.
Gracias a esta imposición se resguardó una tradición ancestral de los pueblos originarios de la región y que hoy representa una actividad rentable para mil 500 familias que se dedican a la cría caprina extensiva.
El segundo alimento argentino con DOC es el salame de Tandil, un embutido fabricado en esa localidad ubicada en la provincia de Buenos Aires.
Vía Notimex.