Si se pudiera servir el vino sin abrir.

Si pudiéramos servir el vino sin quitar el corcho, este podría ser guardado por más tiempo; en caso de que necesitara más tiempo de guarda, podríamos dejarlo y no pasaría nada; no sufriríamos el efecto de oxidación que suele pasar tras abrir el vino y dejarlo.
¿Sería esto posible?
Al menos algo similar.
Este invento es para que una “aguja” pueda atravesar el corcho y tengas la capacidad de servir el vino evitando la entrada de oxígeno: el vino durará más.
https://www.youtube.com/watch?v=sLWLgmjrbv4
 
No, en México no se vende.
Y aunque se ve como un instrumento complicado, la realidad es que para los grandes apreciadores de vino, suena a un perfecto invento para evitar “maltratar” nuestro vino.
 

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A La boca: medir el vino.

Un buen vino va a perdurar ¿cuánto es lo qué tiene qué hacerlo? Para algunos, más de 10 caudalias en boca es lo suficiente y mínimo para demostrar que un vino dura bien. Que son vinos extraordinarios.
Tiempo ¿qué es caudalia?
Son las medidas que vamos a usar cuando tomamos un vino.
¿Cuánto tiempo te quedó en boca un vino? Esa referencia son las caudalias y se miden en segundos.

Un segundo es igual a una caudalia.

¿Entonces por qué no decimos segundos?

Por que somos pros, vamos a ser grandes catadores de vino y nos gusta decir caudalias (pueden escoger cualquier razón); simplemente es el término correcto.
Eso si, este término es muy subjetivo y queda a criterio del catador.
Por la misma razón sólo damos un intervalo: entre 3 y 5 caudalidas. De intensidad media a media alta. Es mayor preciso a dar una interpretación que puede ser dependiente de una persona a una referencia aplicable para más personas.

El término viene de cauda, que significa cola (como el vestido de novia, que se llama cauda, del mismo lugar vienen).

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Tanino o astringencia.

Si cuando vas a una cata te dicen “tanino” y asientes en lugar de preguntar, no te preocupes, esto son los taninos:

La astringencia del vino es lo seco que podemos sentir en la boca (o al menos esa es la percepción que nos da); Al tomar un vino tinto tendremos una sensación de que se nos seca la boca y en algunos casos, incluso una capita en los dientes, una sensación en ellos.

A esto le llamamos astringencia, que proviene de los taninos: una sustancia que se encuentra en el vino gracias a las partes sólidas del racimo, como lo son la piel, el raspón o las pepitas. También la barrica se ve involucrada: qué tanto tiempo permanezca el vino en ella tendrá más participación.

El paso del tiempo va a ayudar a estos taninos que pasen de “verdes” a maduros: agradables, redondos.

El hablar de un vino elegante tiene que ver con sus taninos: si son marcados y se sienten bien (sin inestabilidad, que no “raspan” al momento de beberlos) es buen momento de beber el vino.
Mientras más “Rugoso”, más taninos:

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Lo guardo o no.

¿Sabes cuándo debes guardar un vino?
¿Conviene hacerlo siempre?

No todos los vinos mejoran con los años, lamentamos decirlo. Al contrario de la creencia popular que a mayor tiempo, mejor vino, la verdad es que hay vinos que mientras más pronto se consuman, es mejor.
Un ejemplo de eso es el Beaujolais Nouveau, la champaña o vinos jóvenes, sin paso por barrica, sobre todo los blancos.

Pocos son los vinos blancos que podremos darles guardas mayores a dos o tres años. La gran mayoría es para abrir de manera próxima. Muchos menos para más años.
En el caso de vinos generosos, es más fácil guardarlos mucho más años: Jerez, Oportos, Pedro Ximenez son vinos que por su grado alcohólico, nos permiten tener más tiempo en nuestra guarida.

Por regla general (que también ha de tener su excepciones, pero así puede aplicar):

Mientras más barrica y más uvas, podemos guardarlo más tiempo.
Uvas como Tannat, Cabernet Sauvignon y tempranillo son vinos que podemos guardar por más años.
En el caso de vinos españoles, los Gran Reserva son ejemplo de vinos que podemos guardar por mucho, mucho tiempo.

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De qué depende guardar un vino.

Principalmente son estos 4 puntos que debemos tener en cuenta cuando queramos guardar por mucho tiempo un vino: efectivamente, no todos pueden ser almacenados. Pero algunos sí y estas son características que pueden ayudar a saber cuales son:

1. Las uvas.

Algunas son mejores para guardar que otras. Ejemplo: Tener un vino tinto siempre va a tener mayor guarda que un blanco. Hay algunas más óptimas para este fin: cabernet sauvignon, merlot, malbec, tannat y termpanillo muestran buena evolución en barrica y en botella. Más que la garnacha o gamay, por poner un ejemplo.

2. Mayor es mejor.

Más barrica da mejor guarda. Va a permitir que siga evolucionando. Digamos que la madera le va a permitir vivir más y mejor tiempo.

3. Como lo cuides.
Hemos visto muchas veces la importancia de cuidar buen las cosas: si lo tienes en las condiciones óptimas de guarda, lo vas a lograr.
Si no tienes cava o un refrigerador especial no te preocupes, puedes poner en cajas (de madera, de preferencia) las botellas acostadas, algo entre ellas: burbuja, papel especial para que no se maltraten y golpeen u otras opciones que no ensucien ni dejen aromas.

En este punto agregamos: evita la luz y el calor. No necesita el refrigerador, pero sí una constante de 14º le quedará muy bien.

4. Llevar itinerario.

Lleva una lista de que vinos, donde los compraste y que año lo compraste. Suena algo tedioso pero a la larga te va a ayudar muchísimo. Son pocos datos que puedes tener en una nota con lo que vas a entender lo que tienes en tu cava.

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Como saber de los sedimentos.

Tienes una botella y no sabes como manejar los sedimentos: estos son 5 consejos muy prácticos para eso.

1. Revisa de donde es el vino.

Muchos vinos españoles, Italianos y algunos mexicanos o chilenos suelen tener mayor cantidad de sedimentos que otros vinos en el mundo. Si sabes que son vinos de guarda de la región de Ribera del Duero o Rioja, es normal que encuentres en ellos algunos.

2. No te espantes.

Ya viste que tu botella tiene sedimentos… No pasa nada; si los tomas no vas a morir y tampoco necesitas morderlos, sólo trágalos: es mentira que va a cambiar tu vino si los tomas o que sea de mala calidad por tenerlos.

3. En caso de duda, vela.

Si no estás seguro si tu vino tiene o no sedimentos, ponlo en contra de una luz: Unos segundos, en lo que ves si tiene o no. No más. Si lo haces mucho tiempo vas a perder tu vino. El calor no debe ser directo, sólo una rapidez de luz para ver si encuentras pozos o no en tu botella.

4. De pie.

Siempre debemos tener nuestras botellas acostadas, en especial si son con corcho. Pero una excepción a esa regla es cuando hay sedimentos y vamos a abrir nuestro vino. Un par de horas antes, máximo un día, dejamos nuestra botella de pie, para que los sedimentos bajen al fondo y al momento de servir, lo haremos despacio, sin mover mucho la botella para evitar que se “revuelvan”.

5. Decantar.

Esta puede ser una manera de matar dos pájaros de un tiro: decantamos (recuerden que este proceso no debe durar más de 10 minutos) para despertar nuestro vino y detener en el cuello los sedimentos que el vino tenga.

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Para mejorar el servicio.

Guía breve y rápida para ayuda de meseros.

Como comensales, como dueños o como meseros, prácticas buenas y necesarias a la hora de un servicio de calidad sin importar de donde sea.

1. Higiene.

Lavarse las manos siempre, tener la ropa limpia. Nada peor que la atención en suciedad. Sí, sabemos que hay comida que cae y accidentes que pasan. Pero no es lo mismo la mancha de la sopa del día al cochambre de hace 3 meses en el mandil.

2. Respeto.

Y en esto nos referimos a todo: a tu trabajo, a la presencia de los demás y al tiempo. No es justo hacer perder el tiempo. Hemos tenido la mala fortuna de meseros que prefieren atender el teléfono (celular) a atender. Respeten al comensal (aunque este, en apariencia no sea merecedor de ese respeto, ya sea por grosería o desatendido). Independientemente de la situación, saluden, ofrezcan ayuda, sean atentos con las personas a quienes atienden y con quienes se trabaja.

3. Conocimiento.

Empecemos por partes, que este es muy largo.
El conocimiento va de la propia carta. En algunas ocasiones nos topamos con meseros que no saben ni que comida sirven, ni que vino tienen, ni que ingredientes lleva un platillo o cual es la sopa del día.
Realmente es necesario conocer lo que tiene el lugar: lo básico de lo que están haciendo.
Segundo: Depende como sea el restaurante, pero aprendan de vino, de comida, de gastronomía.

Desde lo básico en adelante: si hacer maridajes, que lleva un plato, como lo preparan, antecedentes gastronómicos (¿Sabían que las enchiladas suizas son rojas y de ahí el nombre por el queso que se pone arriba?), datos curiosos que les ayudarán al momento del servicio y cuando un comensal tenga preguntas.
El servicio: se ha dejado muy de lado el correcto servicio. Desde como servir, donde servir, cuando retirar los cubiertos, como dar la carta, dejar la cuenta.
Todo ese proceso, procedimiento y pasado es bueno recobrarlo.

4. Actualizarse.

Sabemos que mucho ha cambiado a partir de las normas sociales y convencionales, por ejemplo, dar la cuenta al hombre en caso de pareja, puede incluso ya ser mal visto por algunas personas.
¿En estos casos qué podemos hacer?
Para evitar caer en estándares sociales que para algunos pueden ser arcaicos o groseros, la recomendación es:

a) Dejar la cuenta en medio de la mesa: no dar preferencia en caso de que sea pareja o un grupo.

b) A quien pida la cuenta, darla. Es muy incómodo no querer cobrar a una persona por ser mujer. Y sí, sabemos que aún pasa. Y sí, es machismo que si no paga un hombre tomen esas actitudes.

c) Recibir el dinero a las mujeres. Va seguido de lo de arriba. Van dos personas a cenar o comer y ambas pelean por pagar la cuenta. Hemos visto en otras ocasiones que muchos meseros dicen “Que pague él, señorita, ya después se arreglan”.

¿Qué? ¿En serio?

No lo hagan, no digan ese tipo de comentarios; lo más correcto es decir que vuelven en un momento a cobrar. Y ya, no hagan más comentarios con los comensales al respecto, que entre ellos decidan.

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El vino en cifras.

 

Los países que más vino toman y qué más toman:

Primero es el vino tinto, después el blanco y el rosado al final, casi con el espumoso: seguimos, ¿qué hay de malo con el rosado?

cifras

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Diferencias: Champagne y Cava.

 
 

Has dos mitos que por el tiempo no hemos logrado saber a ciencia cierta: ¿De dónde viene el vino espumoso? Algunos dicen que ya existía antes de la champaña y de hecho se producía en Gran Bretaña. Se dice también que Dom Perignon, no fue el primero en descubrir este efecto.

Empecemos con que Dom Perignon fue un monje de una Abadía de Saint-Vannes, donde probó un vino y  exclamó que estaba tomando estrellas. Si bien es cierto que era ciego en el momento que pasó esto, nada asegura que no haya sido por la edad (por los que aseguran que no podía hacer tal exclamación si era ciego).

Después, se le atribuye a él, el descubrimiento de la Champaña, y el manejo de tal proceso que con el tiempo se fue mejorando: Ante la controversia de historiadores de si es o no quien diseñó este proceso (Chempenoise), no podemos negar que su nombre, a la fecha, suena en el mundo del vino.

Tal prestigio ha sido desde entonces que en muchas partes del mundo realizaron el mismo proceso para crear vinos espumantes, por lo cual Francia pidió la Apelación de Origen (DOC) y así, sólo ellos, bajo el proceso y la zona pudieran llamar a su vino espumante champaña.

España usa el mismo método para la fabricación de sus vinos espumosos, los llamados Cava (que significa cueva); por la misma Denominación de Origen deciden también hacer su vino con cepas de la zona: Xarel lo, Macabeo y Parellada para marcar la diferencia en sus vinos.

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¿A la barrica de mi vino le pusieron mermelada?

No. Las barricas no llevan mermeladas, ni chocolate, ni aditivos, ni dulces. Eso no pasa.

Alguna vez escuchamos esa pregunta: “¿En qué momento del proceso se agregan los sabores del vino?”.
Para empezar, no son sabores:
Los sabores son cuatro. Ácido, salado, dulce y amargo.
El sabor a manzana no existe –como lo pensamos comúnmente-: la manzana tiene un sabor dulce y ácido.
Tenemos dos sentidos muy conectados, el olfato y el gusto.

Por eso decimos que nos sabe a manzana verde, cuando realmente es el aromaque tenemos y se mezclan; por eso decimos que tenemos “recuerdos” de manzana verde.
Es por ello, que al meter aire mientras tomamos vino, vamos a encontrar esos “sabores” que son aromas.

Volviendo a la barrica.
La uva tiene aromas que van evolucionando (lo cual es raro, si olemos una uva no tiene un aroma característico): desde el momento que se prensa hasta que se crea como vino, adquiere aromas que pueden ir creciendo o evolucionando: ya sea en barrica o botella.

La barrica lo único que tiene es un tostado –o no- cuando se construye.
De ahí vienen los aromas a tostado o ahumado que hay en el vino: nuez, humo, chocolate, coco, cacao y más.

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