Razones ridículamente buenas para una copa de vino.

Las necesitemos o no, estas son unas buenas razones para tomar una copa de vino en esta tarde con todos los amigos, en el momento de la intimidad del hogar o simplemente en pareja. ¿Cuál les agrada más?
Es saludable.
Tiene bastantes propiedades que lo hacen bueno para un consumo constante.

Es lunes.
¿Qué otra cosa se puede hacer el lunes por la tarde?
Un mal día.
 Algo que te relaje y nada mejor que una buena copa de merlot o malbec.

Porque te gusta el tinto.
¿Qué más y mejor razón?

 
Entre semana se vale.
Si iniciaste el lunes ¿maldición gitana, no?

 

Para aumentar el consumo de vino.

Para que al aumentar el consumo de vino, también aumente la producción de vino… ¿no aplica así?
Para dormir mejor.

 
En las películas se ve muy padre.
¿Cuál es la mejor razón? Que tú también puedes hacer esa pose.

 

Es viernes.
Y el viernes es de tinto… o de blanco.

Los nervios: de lo que sean, como tu boda.

 
Te regalaron una botella.
¿Y qué más vas a hacer? Tomarla y compartirla.

 
Tus amigos fueron a casa y llevaron una botella de vino.
Necesitas una copa para tu canción.
Para entender más de la ironía de la que habla Alanis Morriset.

 
Hay de todos los precios: desde los 30 pesos hasta los $1,000.00 y más (mucho más).

 
Por que te ves “pro” dándole aire al vino.

Porque vas a ver una película.

 
Tienes queso en el refrigerador, ¿ni modo qué no acompañes con vino?

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Cómo ordenar vino.

Si estás en un centro de consumo –Restaurante, por poner un nombre- y vas a pedir algo de vino, estas son las recomendaciones que te damos.

  1. Revisa la carta: ¿Qué vas a comer y con qué se te antoja?
  2. Si no sabes de vino, pide al mesero, chef o sommelier que te ayuden (Si tienen carta con vino, deben tener la noción básica del maridaje de su carta).
  3. Si no tienen la noción básica de su carta, puedes intentar el básico:

Carnes con tintos, mientras más condimentados, que tengan una mayor guarda –mayor barrica, mayor tiempo en botella-.

Blancas con pescados y ensaladas; algunos mariscos.

El rosado no tiene pierde: va con todo menos cortes de carnes.

  1. Los vinos adquieren mayor complejidad al tener más uvas y más barrica.

Para hacer la prueba del vino, pide que te sirvan un poco en la copa: No vas a revisar que te guste el vino, vas a ver que esté en buen estado.

¿La temperatura es correcta? Si sientes muy “amargo” el vino, puedes pedir que refresquen el vino.

En caso de que prefieras, pide a alguien más que lo pruebe: Chef, cocina, etc.

¿Ves sedimentos?

No te espantes, los puedes tomar sin problemas.

A menos que sea un vino fortificado, no debe llegar a colores naranja.

El vino “dulcesito” no existe a menos que así lo marque (cosechas tardías, esiwein o ice wine, fortificados como algunos de jerez o Pedro Ximenez, o en la etiqueta digan que son más dulces; algunos lambrusco y Asti); como se darán cuenta, son pocos los vinos dulces; de seguro con el que se confunden era frutal, no tenía un mayor grado de azúcar residual.

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Preguntas casuales de vino.

¿Puedo hacer vino rosado en casa?

Si se refieren a hacer mezclas de tintos con blancos en su hogar, claro que se puede. De que se deba, es no, van a desperdiciar dos vinos al hacer eso.

¿Verdad qué es naco hacer calimochos y esas cosas?

Depende de si quieres verlo como alguien naco; si alguien que toma vino y esa es su forma de hacerlo se te hace naco, pues sí. Si lo ves como alguien que quiere tomar vino y es su manera de aprender de él, para nada.

¿Comprar vino de cartón es malo?

Al contrario, por donde lo quieras ver no lo es:
Ecológico, porque es más fácil de reciclar.
Práctico: Aunque es muy complicado que las botellas se rompan, hay la posibilidad de que eso pase. El de Tetrapack se rompería si lo tiras de un piso a otro.
Aumenta la producción: No somos un país muy consumidor; pero de gota en gota se llena la bota. Cualquier consumo de vino mexicano, sea de cartón o no, es mejor (y en este caso es económico y tiene más).
Ese es otro punto: es mucho más barato que otros vinos.

Ojo: No estamos diciendo que por ello sea de calidad –que luego se confunden y empiezan a reclamar que si no es bueno porque les decimos que sí-.
Así que comprar vino de cartón no es malo. No lo es.

Si el vino es líquido ¿por qué dice seco?

Seco es el término referente a la cantidad de azúcar que tiene el vino, no a que si está más espeso.

¿A qué edad puedo iniciar a tomar vino?

A la mayoría de edad de manera legal.

¿Voy a ser más sano si tomo vino?

Sí y no.
Sí si lo haces con moderación y te conviertes en alguien que lo disfruta.
Y no si eres un alcohólico que se la pasa tomando vino a diestra y siniestra y disfrutarlo para ti significa no recordar nada al día siguiente.

¿Me va a dar resaca?

Depende de tres cosas:
Tu cuerpo y como reacciona al vino.
La cantidad que ingieras.
La calidad del vino.

¿Le puedo quitar lo tánico con agua?

Le puedes quitar todo con agua. No lo hagas (todavía con fruta, dices que es coctel).

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En México se consumen 700 mililitros de vino por persona al año.

En entrevista para Quadratín, Alejandro Marcel Corvo, master wine sommelier, señaló que México es difícil ubicarlo en un ranking de vino, en el de cantidad de producción, es muy poco lo que se produce, y en ranking de consumo, pasa lo mismo, es muy poco lo que se consume, “un ejemplo, en el país que más se consume vino, Italia, en El Vaticano, se consumen 70 litros por persona por año, mientras que en México se toman 700 mililitros por persona por año, no se llega ni al litro”, indicó, pero aseguró que el país donde el vino está dando mucho qué hablar es México,

“es impresionante cómo cada vez se toma más vino en México y cómo cada vez se toma menos vino en Europa, por ejemplo”.

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En la presentación del vino mexicano Altotinto, el especialista en vinos clasificó de manera general a los vinos en los del nuevo mundo y los del viejo mundo, porque, dijo, son historias muy diferentes, “esta gente del viejo mundo hace vino desde antes de Cristo, y nosotros hacemos vino mil 500 años después de Cristo, lo que supone una diferencia de técnicas y de cultura muy grande. Más allá de que sea un alimento, porque lo es, el vino definitivamente es una situación cultural, el vino se consume donde hay cultura”.

El sommelier expuso que el viejo mundo, liderado por Italia, Francia y España, que son los tres primeros países en cuanto a la cantidad de consumo, nos dominan, “pero no quiere decir que los países emergentes como Chile Argentina, México, y Estados Unidos no cumplan con calidad”. Explicó que el caso de los Estados Unidos, es excepcional, nadie pensaba en él y se colocó en cuarto lugar mundial haciendo vinos de alta calidad, algunos incluso mejores que los europeos. Aseguró que cada vino responde a su terroir, a su lugar, a su casa y a su autor.

Las bondades del consumo de vinos.

Alejandro Marcel fue claro: la primera bondad de todas es que el vino da felicidad, “es la más importante”. Explicó que la segunda, es el contenido de resveratrol en el vino, “se conserva en los taninos de la piel de la uva y ayuda muchísimo a cuestiones cardiovasculares y al colesterol; dos copas por día, es salud, es como ese famoso dicho de que con una manzana por día no vas a doctor, pues es lo mismo, con dos copas al día yo no voy al doctor.”

Vino en México.

El especialista dijo que Baja California está en el borde de la franja del vino, por eso es donde más se produce, “hay una franja del vino en el hemisferio norte y hay otra franja de vino en el hemisferio sur, que se encuentra entre los 30 grados latitud norte y los 50, y lo mismo para el sur. Baja California está apenitas, en realidad la franja del vino empieza desde Baja California para arriba hasta Washington”.

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Alejandro explicó que las variedades que se desarrollan bien por clima y demás características en la región mexicana de Baja California son el nebbiolo, el cabernet, el Tempranillo y el syrah, “estos funcionan bien, sólo que responden mucho a su terroir, a su tierra; un syrah mexicano no es lo mismo que un syrah sudamericano” el vino mexicano bien trabajado logra muy buena estructura, “pero bien trabajado, porque a veces es lo que nos cuesta acá en Baja California”.

En México se hace vino en Querétaro, Coahuila, Zacatecas, Aguascalientes, pero el 90 por ciento están en Baja California, “aproximadamente deben haber registradas unas 150 bodegas, mientras que en Mendoza, Argentina, hay mil 500, nada más en esa región” dijo el sommelier y agregó que esto habla de lo mucho que hay qué hacer por la cultura del vino en México.


 

Finalmente Alejandro habló sobre Altotinto, Vinos de Autor, el vino que ahora elaboran, “comenzamos de a poquito y terminamos haciendo 30 mil botellas por año. Es un proyecto México-uruguayo, el vino está elaborado en Baja California, con la materia prima de Baja California, con la mano de obra uruguaya, con un perfil de vinos de una enóloga uruguaya llamada Laura Chapela, egresada de la Escuela de Enología de Uruguay”.

Vía Quadratin.

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En México ven el vino más solemne de lo que es.

Al salir, conocer más y otros puntos de vista nos damos cuenta de que en México, el vino es un mérito, algo solemne de momentos y espacios.

No decimos que no tenga su lado amable, romántico.

Pero en otros lugares del mundo donde sí toman vino de manera constante, no limitan su consumo.

En México tomamos algo cercano a medio litro per cápita. Somos uno de los países que menos consumimos vino. Y lo limitamos a fechas importantes, eventos especiales o que “no se combina” y que “un experto en vino no lo toma así”.

Pues bien, señores, lamentamos decirles que en México tenemos pocos, muy pocos nombres que puedan sonar a nivel mundial en el ámbito vitivinícola:

No tenemos muchos Pedro Poncelis, Jesús Diez, René Rentería y más (por hablar de expertos, de conocedores; por comenzar con gente mexicana en México, no extranjeros que han venido a ayudarnos en dicho ámbito).

Y a los pocos que quieren entrar al vino, ya sea por coctelería o por vinos baratos y dulces los despreciamos… ¡Pues bien, nos quedaremos siendo poco consumidores de vino, poco conocedores de vino!

El otro día comentando con una compañera de España hablaba sin reparo de que en su natal País Vasco, la copa de vino cuesta 1 o 2 euros (entre 17 y 34 pesos mexicanos); en algunos restaurantes en México podemos encontrar copas entre 50 y 80 pesos (sobre todo en la Delegación Cuauhtémoc, por dar un ejemplo). La copa de sangría o de calimoxo en máximo $50.00 (dependiendo el lugar).

Imagina que andas corto de efectivo, quieres una copa y te alcanza bien para un clericot. Pues te compras un clericot.

Algunos dirán que no, que mejor se quede con las ganas, que no lo tome.

Y volvemos a: ¿Qué parte de 500 mililitros per cápita no ven, qué cada copa cuenta? ¿Por qué negarnos a salir de esa soberbia?

Estás son las estadísticas:

La Santa Sede bebió un promedio de 74 litros de vino en el año 2012.

Ese mismo año Francia consumió 28,0 mil hectolitros; Italia 22,6; Estados Unidos 29,2. Esto de acuerdo a cifras del Organismo Internacional del Vino y la Uva (El OIV)… ¿Sabían qué México ni siquiera figura en este organismo, en estas listas –ni como productores, ni como consumidores-?

-La mayoría de los cocteles con vino no fueron inventados en México, se crearon en países que realmente consumen vino, que sí toman “la copa diaria”.

Y no, no vamos a la excusa de precio: El costo de una botella promedio, ya sea de producción nacional o importada es de $200.00; Encontramos más caras pero podemos bien comprar en ese rango de ese precio –incluso menos- y ver algunos vinos de muy buena calidad de nivel nacional o internacional en nuestras tiendas que están entre los $100.00 y $200.00.

Que rinde menos que el tequila u otros destilados, sí, por lo mismo: Se suele mezclar.

Y he ahí otro ejemplo de la falsa solemnidad que hemos creado alrededor del vino:

Mientras otras bebidas igualmente complejas las mezclamos y no hacemos gran alarde de ello, satanizamos a quien lo hace con vino.

¡Ah, pero el vino es diferente! ¿Por? Es que es de calidad.

-¿Están diciendo que tequilas, mezcales, vodka, Whisky,  brandy, cognacs y más, no lo son?

Volviendo a la calidad:
No vamos a mencionar marcas, pero algunas –como la que inicia con “padre…”- nos queda perfecta para hacer algunas combinaciones experimentales de vino con algo más: fruta, refresco, algún destilado.

Y poco a poco esos consumidores del llamado “mal vino” se verán avanzados por sus propios conocimientos hasta encontrar un “buen vino”; estos neófitos pasarán a aumentar esa cifra de 700 mililitros per cápita.

Y es que esto es como todo en la vida: Si no cree en el matrimonio gay, no lo haga; si no le gusta como piensa alguien más, no lo siga en Twitter; si no le gusta el vino mezclado o barato o dulce, no lo tome.

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¿Cómo sabes qué no te gusta el vino?

Es la pregunta recurrente de los WineLovers a sus amigos.

Cuando somos jóvenes y nos dan nuestro primer trago ¿realmente nos gusta?

Hablando con un amigo me dijo que no. “Yo recuerdo mi primer cerveza y te puedo decir que fue la cosa más nefasta. Y no era mala la cerveza por si, pero me supo amarga, pesada; me dieron una en michelada y no me desagradó tanto… pero te puedo decir que ahora no me gusta la idea de tomarla acompañada”.

Lo mismo pasa con otras bebidas, incluyendo el vino.

En México (porque vamos a hablar de nuestro país) no tomamos vino por la costumbre.

Veamos la alimentación del mexicano: Solemos tomar bebidas azucaradas como aguas de sabores y refrescos (sodas); dulces que suelen tener picante. Comemos esa combinación entre dulce y picante –como podemos constatarlo con el mole-.

Y de repente nos llega el vino… ¡Pero si es seco, el vino es seco!

No tiene dulzor más allá de las características olfativas.

Y agrega que siempre inician con el cabernet. Siempre.

Todos tenemos un amigo que “sabe” de vino (lo pongo en comillas, porque su conocimiento se centra en que los demás vean que él si tiene datos del vino, no va más allá de eso) y terminamos con la recomendación de un vino que no tiene nada que ver con lo que esperamos de una bebida: fuerte, rudo, alcohol alto.

¡Peor tantito!

Lo mismo que nos pasa con la mayoría de las bebidas (cerveza, tequila, Whiskey, Ron, Vodka y más): probar, probar, probar y probar. Hasta al fin conocer qué es lo que más nos acomoda.

El vino, por todas las cepas, las vinificaciones, procesos y más, parece más complicado. Puede que sí o exageremos: pero es la opción que tenemos al respecto para ser WineLovers.

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Tipos de vino: crianza

 
 
 
Para clasificar un vino, podemos hacerlo de la siguiente manera, por crianza.
La crianza es el tiempo de guarda que tiene un vino durante su creación: si va en barrica o no y cuanto tiempo lleva en su cuidado.
De acuerdo a este tiempo, puede ser clasificado:
 
CRIANZA (1)

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El vino ¿vuelve lista a mamá?

Un libro, un regalo.

Esta puede ser la oportunidad ideal para un regalo diferente: un libro titulado “El vino vuelve lista a mamá”.

¿De qué va?

Andy Riley trae este homenaje a las madres: ironía e ingenio por parte del creador, en este libro veremos como una copa de vino ayuda a aumentar la inteligencia materna.

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Situaciones cotidianas que permiten a las madres disfrutar más de una copa de vino; generalidades que pasan por la mente de este ilustrador y las plasma para aquellas que buscan una buena excusa de ausentarse del trabajo de maternidad.

Claro, también existe la versión paterna: “La cerveza vuelve fuerte a papá”.

¿Será?

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¿Comprar vino por primera vez?

La clave de una recomendación de vino para todo gusto: algo rico que puedas compartir incluye una botella: ellas nunca están vacías y se llenan de historias.

¿Qué es lo qué más recomendamos?

Para empezar, haz este Test, te ayudará mucho a saber qué vino va a ir mejor de acuerdo a tus gustos. Será más fácil que después de esto vayas a nuestras recomendaciones.

Sí sueles comer más dulce…


 

Empieza con espumosos, con blancos, algunos tintos como el lambrusco serán dulces y los espumantes que sean Sec o Doux (que es muy raro encontrar estos últimos) son buena idea. ¿Asti? ¡También irá perfecto. La mayoría de los vinos dicen que son más dulces al momento de leerlo.

Otra idea son los tardos o vinos de hielo (IceWine o eiswein); eso sí, lo ideal es que esperes a los generosos hasta que tengas una buena costumbre de vino (generoso son los Jerez, los Pedro Ximenez: tienen la aclaración).

Muy ácido…

 

¡Somos mexicanos! Podríamos ponerle limón al limón. Si te gustan los vinos con mayor acidez, intenta vinos jóvenes: Españoles, Argentinos y Mexicanos que no pasen de los 6 meses en barrica.

Los blancos igual son opción: Chenin blanc, algunos chardonnay; verdejo si encuentran, queda perfecto.

Eviten los vinos que sean muy tánicos: tannat, cabernet sauvignon, Tempranillo.

Si amargo…


 

¿Eres de los que se comen el chocolate así, sin nada más? ¿De los que dicen que el mejor chocolate es el cacao tostado? ¿Al café no le pones nada de azúcar? ¡Eres de las personas que gustan de sabores amargo.

Ahora bien, a contradicción: el amargo en el vino puede (y suele ser) un defecto. Por lo cual la recomendación se va encaminada a que sea un vino más robusto, de potencia y cuerpo: busca de jóvenes a crianzas pequeñas: que no sean mayores a 1 año. ¿Por qué no vamos a irnos a grandes vinos de grandes reservas? Estas en pañales, apenas inicias en el vino, vamos por partes y luego lo compras.

A todo le echas sal.


 

¿Eres de los que cuándo sales con la novia, la mamá, la pareja, el primo, los amigos te dicen “¿En serio te lo vas a comer con tanta sal? Aparte de recomendarte que le bajes a la ingesta de sal, pruebes los vinos mexicanos de Ensenada. Sí, muchas veces se les acusa injustamente de sabores salados; pero la realidad es que los vinos que se encuentran cerca de costas y de mares tienen un nivel de mineralidad (como se le dice en términos correctos) mucho mayor. Y hay algunos vinos en Ensenada que pueden dar esas características.

¿Es defecto? Sólo en exceso, por suerte, la mayoría de los viñedos ya no tienen ese problema (ni en México ni en el mundo).

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