Cuando vamos a algún lugar, compramos un vino, detalles que nos hablan del vino.
Al comprar un vino estamos haciendo una inversión. Invertimos en un buen momento con aromas, pláticas y recuerdos que iremos almacenando en una botella. Estos recuerdos deben ir acompañados de una calidad de acuerdo a la situación. Si compramos un vino, podremos conocer de él a primer vistazo.
¿Cómo lo vamos a saber? Al ir a un restaurante nos entregarán la botella para la aprobación: Verificar qué es lo que nos sirven (la añada, el vino, la cepa) y pedir el corcho.
Este nos va a dar información del cuidado que tuvo. Si es flexible y está impregnado de vino e incluso muestra la mancha del vino, significa que el corcho ha estado en contacto con el vino por lo cual fue almacenado horizontalmente.
Si una botella de vino se pone de manera vertical entrará más oxígeno al vino, el corcho se secara, se encogerá, se volverá rígido y será quebradizo (dependiendo el tiempo que se mantenga así).
El corcho lo vamos a oler, va a oler a corcho y a vino. Si encontramos aromas a vinagre, moho, tierra, puede que sea un vino en mal estado; sin embargo es necesario siempre probar el vino para estar seguros de que no está en buen estado ese vino.
Vamos a servir primero una copa de vino, oleremos y encontraremos lo bueno y lo malo (en caso de que lo tuviera), vamos a probarlo y verificar si se encuentra bien o en su defecto, acorchado. Es raro que esto ocurra, pero si fuera el caso, lo mejor es pedir nos cambien la botella.