Las manchas que pasan al servir el vino son siempre, los más expertos lo evitan pero es casi imposible no terminar con algunas gotas que recorren lentamente la botella hasta caer en el mantel (que para nuestro colmo, casi siempre es blanco).
Pues bien, ¿Por qué pasa esto? La forma de la botella no facilita este fenómeno, y mientras más llena se encuentre, este fenómeno se nota más, como lo descubrió Daniel Perman.
Este biofísico de la universidad estadounidense de Brandeis en Boston, encontró una sencilla solución: una pequeña ranura de dos milímetros con una profundidad de un milímetro cerca del cuello de la botella, con lo cual cae sobre la copa.
De acuerdo con la universidad, están buscando la manera de lograr así las botellas
Con información de El País.