Si alguna vez se han preguntado como es que una cepa se distingue de otra, les tenemos la respuesta.
Hay algunas uvas que si las vemos, se parecen entre sí. Sin embargo hay variaciones ellas que nos permiten definir cada uno de las cepas.
Ampelografía.
Viene de la botánica, identifica y clasifica las vides. Se solía hacer comparando forma y color de la vid, así como las bayas. Actualmente se hace más por la huella de ADN del fruto.
Maduración.
El tiempo que tardan en madurar las cepas va variando de acuerdo al tipo de uva. Algunas tienen una maduración más próxima que otras, como pasa con la tempranillo (su nombre viene también por eso, que se cosecha de manera más temprana).
Sabor.
Las uvas van a cambiar en su sabor: mayor astringencia o serán más suaves (en forma de vino serán los aromas que irá desarrollando, más que el sabor).
ADN.
Aunque es un método más costoso, es una manera de saber cuál es la cepa que tenemos plantada.
También es normal saber el tipo de cepa al tener las cepas plantadas de acuerdo a las características. No es necesario hacer esto en todos los casos, pues ya se tiene con anticipación que uvas son las plantadas.