Es el momento de la tarde cuando llegas al hogar y quieres descansar.
Intenta con una copa de vino. Piensa en lo que más se te antoje… ¿ Blanco, tinto? Tal vez con un poco de queso; el que sea que tengas en casa; tal vez hasta unos tacos ¡Que importa!
No vas a dar cata y tal vez logres ese maridaje supremo; ese que todos quieren; algo diferente y especial.
Lo que quieras, lo que gustes.
Que si son tacos de pastor y le pones un vino tinto joven o un blanco con barrica. Que si vas por quesos y agregas las aceitunas que tienes para un tinto joven. Que tienes sobras de la tarde y hay carne asada o un corte de carne que mandaste traer con ese reserva.
¡Pastel de chocolate y va perfecto con ese cava que tienes en el refrigerador!
Date el placer de consentirte, no esperes que alguien más lo haga. No tienes esa necesidad; no lo sufras. Disfruta de ti, de un rato, de la comida, del vino.
Enfríalo, pon música o prende el televisor; sintoniza tu programa favorito o deja que Netflix te deje decidir por ti.
Y cuando el vino esté listo, cuando la vida sea un buen momento, sólo deja que pase: tu vino, tu casa, tu sillón, tu suelo. Tú en todo el esplendor con una copa de vino, dando amor a la persona que más has de querer, a ti.