El corcho es un material poroso e impermeable que se extrae de la corteza del alcornoque, una especie originaria del Mediterráneo occidental. La industria española es líder mundial en la producción de tapones de corcho de calidad. Está formado por células muertas dispuestas en estratos sin espacio intracelular. Es especialmente importante en la industria vinícola para conseguir una adecuada conservación del vino y el cava, siendo usado como cierre de las botellas. Se trata de la forma que más respeta la tradicional liturgia de apertura. También la más respetuosa con el medio ambiente.
¿Son todos los tapones iguales? Desde luego que no. Hay varios tipos de tapones de corcho que se fabrican habitualmente, que van desde el corcho natural de alta calidad a corcho aglomerado. Existen multitud de tipos, cada uno con sus particularidades que les hacen adecuados para diferentes tipos de bebidas. Su precio, debido a su diferente proceso de producción, puede variar considerablemente.
Tapón de vino: El tapón estándar utilizado para el vino es cilíndrico, de 24 mm de diámetro. Permite airear el vino, pero una vez la botella reposa en posición horizontal, el vino humedece el tapón y no permite que el oxígeno entre. Después de abrir una botella lo primero que se debe hacer es oler el tapón. Si el vino está en buenas condiciones, el tapón huele a vino. Si huele a corcho, es que la botella no se ha conservado adecuadamente. Por esta razón, se considera buena práctica al servir el vino dejar el tapón encima de la mesa.
Tapón de cava: en el caso de los vinos espumosos, como el tapón tiene que soportar una alta presión, el diámetro puede ser de hasta 31 mm. El tapón de cava tiene forma de seta con un cuerpo cónico inferior y un cuerpo ovoide superior.
Con información de Licores Reyes.