El espumoso no sólo es celebración.

Ya nos lo han dicho en muchas ocasiones: no hay mejor ocasión para abrir un vino que cuando celebramos. Y de ahí tenemos la costumbre de abrir vinos espumantes para Festejar el día.

No hay boda donde un escorche de burbujas no salga, graduación donde las copas se llenen de espuma, compromiso que no cierre pacto con estrellas. Pero ¿vamos a limitar al vino así?

Una opción es hacer que el espumoso salga, se entretenga con nosotros en otros eventos. Nos referimos a vivir la experiencia de un maridaje con espumantes.

No sólo de champagne vive el hombre, también existen otras opciones (a veces más económicas) de buenos vinos con burbujas para estallar.

Imagina que un día sin razón aparente, decides abrir esa botella de espumoso que encontraste: comes sushi, unas ostras, tal vez un salmón a la plancha. Lo que sea, no importa. Solo disfruta la opción que da como un buen acompañamiento de la tarde.

Y tal vez si, siga siendo un festejo, un festejo personal de que otro buen día ha pasado, otra buena comida que hemos probado. Un festejo de poder probar una copa de espumoso.

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