¿Les da curiosidad el porqué del nombre de las botellas? Hay bordolesas, franconia, borgoña, ¿se les hacen familiares los nombres?
La más común de las botellas es la bordolesa: la más usada. La encontramos en la mayoría de los vinos.
Su nombre se remite a Burdeos, en Francia.
La mayoría de las botellas tienen estos nombres porque en un principio –hace cientos de años-, el vino no venía etiquetado y era la manera de definir de dónde venía el líquido: cada una interpretaba su origen.
Ahora bien, las botellas también reciben el nombre de acuerdo a la cantidad de líquido que tienen en su interior –la capacidad para la cual fueron hechas-, estándar o botella a las de 750 Ml (las “normales), magnum de litro y medio y Jeroboam para tres litros (entre otras medidas menos conocidas).
Aunque en la actualidad hay vinos de diferentes presentaciones (desde cuartitos en tetrapack, latas o incluso en copas de plástico listo para beber), lo más común es encontrar el vino en sus diferentes botellas.
Botella bordelesa: de forma cilíndrica, hombros elevados y cuello alargado, siendo utilizada de manera tradicional para los vinos tintos de guarda en vidrio de color vede, así como transparente en determinados vinos blancos.
Botella borgoñesa: de cuerpo cilíndrico, de mayor anchura y hombros caídos, empleada tradicionalmente en color verde para los vinos tintos de crianza y más raramente para los vinos blancos.
Botella champañesa: muy parecida a la borgoñesa, fabricada con vidrio de color verde y espesor de paredes de mayor anchura, para poder soportar mejor las elevadas presiones de los vinos carbónicos.