El tannat de Uruguay, tradición de casi 130 años que se expande.

La cepa vitícola tannat, introducida a Uruguay hace casi 130 años por el vasco francés Pascual Harriague, se ha vuelto una de las insignias del país suramericano que se ha ganado un lugar en las copas y en las viñas de todo el mundo por rasgos distintivos como su equilibrio e intensidad aromática.

Así lo explicó a Efe la agrónoma uruguaya especializada en vinos Estela de Frutos, quien aseguró que Harriague (1819-1894) legó a Uruguay “los principios de la enología moderna” en su búsqueda para “tener un vino como el de Burdeos, que era la imagen anhelada para él en vinos”.

De estos, “el primero es que se necesita una gran uva para hacer un gran vino y el segundo es que podemos tener una gran uva, pero hay que elaborarla muy bien para que se exprese en todo su potencial”.

Precisamente Harriague (1819-1894), tras dedicarse a la ganadería y conservación de la carne, decidió hacer a fines del S. XIX las cosas que le daban “satisfacción”, especialmente la viticultura, a la que destinó “más de 20 años de investigación” para llegar a obtener su tan aspirado objetivo.

Es en ese período que plantó las viñas de tannat, traídas de la región del Madiran, en el sur de Francia, y las denominó con su apellido, aunque luego se consolidara en la historia vitícola uruguaya con el nombre original de la cepa.

Quizás Harriague, que falleció en 1894 en París sin saber si sus viñedos resistirían a la amenaza de la filoxera -una plaga para la que aún hoy no se conoce un tratamiento químico-, ignoraba que aportaría uno de los elementos esenciales de la imagen en el mundo de los productos de su país de acogida.

El resultado de la búsqueda de Harriague fue un vino “con potencial de guarda, agradable cuando joven y con un equilibrio acidez-tanino para acompañar la comida“.

“Esa es la definición de un gran vino en el mundo entero y ese es el tannat de Uruguay”, aseveró de Frutos, profesional ampliamente reconocida en el circuito enológico mundial.

“Es un vino que viene bien vestido, de color muy oscuro, es rojo, azul. Se presenta con una intensidad aromática importante, generalmente de frutos maduros. A veces toma complejidad con la madera. Tiene un gran esqueleto, es muy estructurado, entonces por eso se puede mantener erguido pero también tiene carne, tiene esqueleto, tiene músculo”, describió la uruguaya.

Es por esto que va de la mano con las carnes.

Del mismo modo, las autoridades chilenas la permitieron en 2008, incluso reconociéndola como “tannat del Uruguay” en la resolución que la habilita en territorio andino, junto con otras cepas de España y Portugal, entre ellas el Albariño y el Verdejo.

Vía EFE

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