El vino puede ayudar a controlar la diabetes tipo 2.

Las personas con diabetes tipo 2 escuchan una serie de conferencias desalentadoras sobre sus perspectivas de salud y tienen que enfrentar muchas dificultades para controlar su condición. Pero una nueva investigación les ofrece a estas personas una rara recompensa. Una copa de vino al día no sólo no te hace daño, dice un nuevo estudio: Realmente puede mejorar la salud cardiaca, ayuda a controlar el colesterol y promueve un mejor sueño.

La nueva investigación, publicada el lunes en la revista Annals of Internal Medicine, encontró que en comparación con el tomar un vaso de agua mineral todas las noches, el beber una copa de vino – tinto o blanco – les ofrece a aquellas personas con diabetes tipo 2 algunos beneficios.

Después de dos años, aquellas personas que bebieron una copa de vino blanco cada noche mejoraron sus niveles de triglicéridos en comparación con aquellos que consumieron agua o vino tinto.

Pero los beneficios del vino tinto fueron mucho más numerosos y más pronunciados que los del vino blanco: Las variedades de color rubí incrementaron significativamente el colesterol HDL – la forma “buena” de colesterol que protege contra enfermedades del corazón – de los participantes por casi el 10% y mejoró los perfiles de colesterol total de las personas que lo recibieron. Los bebedores de vino tinto también observaron mejoras en sus niveles de apolipoproteína a1 — una medida del metabolismo de los lípidos.

En las personas que no tienen enfermedad, muchos estudios han encontrado que aquellos que consumen alcohol con moderación disfrutan de mejor salud que aquellas personas que no consumen alcohol. Muchos investigadores consideran este efecto como un beneficio incidental del alcohol, y los autores del estudio más reciente comenzaron creyendo lo mismo.

La Asociación Americana de Diabetes deja que los individuos decidan si consumen alcohol con moderación. Pero muchos médicos les advierten a aquellas personas con diabetes sobre el consumo de alcohol, el cual puede añadir calorías, complicar el control glicémico y descarrilar la autodisciplina.

El estudio más reciente, realizado por investigadores en Israel, Suecia, Alemania y los Estados Unidos, es el primer ensayo controlado aleatorizado en explorar los efectos del consumo moderado de vino — no más de una sola porción de cinco onzas al día — con la abstención al alcohol durante un período largo.

Todos los participantes eran abstemios de alcohol al inicio del estudio. Y todos mantuvieron una dieta estilo Mediterráneo a lo largo de su participación, asegurando que el consumo de vino tinto, vino blanco o agua mineral fuera la principal diferencia en sus dietas.

La herencia genética también influenció si y hasta qué medida ayudaba el consumo de vino. Los portadores de una variación genética que los hacía que metabolizaran el alcohol lentamente observaron mejorías considerables en su control glicémico cuando consumían una copa de vino tinto o blanco diariamente, demostró el estudio. Los participantes cuyos perfiles genéticos los identificaban como metabolizadores rápidos de etanol no presentaron tal beneficio.

Información de Hoy los Ángeles.

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