En el refri pierde la gracia.

Si vas a meter un vino a tu refrigerador, piénsalo dos veces.

Es una tarde, abres un vino, estás con tus amigos y te dicen “que no toman”. Tu de costumbre, te tomas entre una y dos ¿Qué más vas a hacer con la botella?

Es verdad que la mejor forma de conservarlo en esos casos, es meterlo al refrigerador. No queda otra opción. sobre todo porque el vino no tendrá una temperatura para conservarlo, sino la que necesitas para tus alimentos (y si es un refrigerador/cava, no puedes acostar la botella para evitar accidentes y humedad).

Lo mejor es cerrarlo lo más posible, casi herméticamente. En el mercado encuentras varias válvulas para poder “sellar” el vino y sacar el oxígeno que está dentro.

Sin embargo, es imposible no perder cualidades en el vino una vez que hayas procedido a meterlo al frigorífico.

Intenta al día siguiente o de manera más próxima seguir consumiendo ese vino, pues lo más probable es que en poco tiempo no te sirva como vino, pero si como vinagre.

Ojo: nunca en el congelador.

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