Lo básico se va a dos definiciones: el vino como producto del jugo de mosto de uva fermentado y alegoría como un relato o imagen que representan algo diferente.
Es entonces cuando el vino se convierte en una alegoría: lo que tomamos, no es tal cual la bebida, es el significado de ello.
Siempre nos dicen que no hay botellas vacías, que se encuentran llenas de recuerdos.
Es a eso a lo que nos referimos.
No es vino lo que tomamos, es el esfuerzo del campo, de la naturaleza poder tener uvas para crear el vino.
Bebemos el esfuerzo de manos que podan, transportan, limpian y manejan la materia prima.
Disfrutamos siglos de perfeccionamiento en una botella: cada gota es una idea que se fue mejorando hasta llegar a la actualidad.
Compartimos momentos, un espacio que cedemos a una o varias personas y que si es para ti, en tu soledad, te das ese instante.
El vino es una alegoría porque significa todo lo que tenemos alrededor para disfrutar de él.