Como vamos a prepararlo. 

Por generaciones, en mi familia se tenía la costumbre de hacer de todo: lavar, planchar, cocinar, limpiar y más. Nos enseñaban a todos: niños, niñas; si alguna tía se casaba le pedía a su marido ayuda. Me preguntarán ¿Qué tiene que ver eso con el café?

Pues bien, con el tiempo entendí cual era la razón: si uno sabe lo que hace, puede pedirlo como es -o en su defecto, como nos gusta-. Mi abuela le decía a mi mamá que supiera limpiar bien para que si tenía ayuda en la casa, le pudiera explicar. Y la misma cantaleta me pasó. Si sabemos hacerlo o entendemos como está hecho algo, nos servirá a hacerlo mejor.

Tiempo después fui con una amiga a comprar un capucchino; ella es barista y se enojó mucho cuando nos dieron el café: que la espuma era mucha, que estaba la burbuja muy grande y eso no hacía un buen café. Ella sabía hacerlo y podía reclamar y explicar. ¿Pero si yo no sabía?

Entonces se nos ocurrió aprender de café; en este caso de la versión italiana, una de la que más costumbre tenemos de disfrutar en México.

Y aquí les dejamos como deben ser los cafés y qué llevan.