Hablando desde la región.

La existencia de la viña y el viñedo en Champaña son de los principios de nuestra era. Fueron los romanos que introdujeron la cultura de la vid y viña en la región que se conoce Champaña, en Francia. Ya habían descubierto la originalidad del terruño que confiere: su clima oceánico de transición, el subsuelo cretáceo y el relieve de sus laderas.

De la Antigüedad al siglo XVI, la historia de esta región era íntimamente asociada con la producción de vinos tranquilos.

La champaña apareció sólo en el siglo XVII, cuando se comenzó a controlar la efervescencia natural del vino local como lo hacía el monje Provincia de ultramar, conocido como Pérignon, así como a seguir el método para cortar la vid y a ensamblar las cepas.

Estrechamente vinculado a la monarquía, Champaña se hizo el vino de las coronaciones, luego el vino de los reyes. Su éxito se extendió a las élites aristocráticas del mundo entero al siglo XIX gracias al dinamismo de las Casas de Champaña, que lo hicieron el símbolo del espíritu francés.

Después de 1945, el frenesí de Champaña tocó nuevos medios. La producción anual actual sobrepasa los 300 millones de botellas.

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