Desde la época prehispánica, el maguey es considerado como un planta maravillosa, pues ha brindado techo, comida, bebida y vestido a los pueblos de México, sin embargo, la sobreexplotación está acabando con algunas especies.
De acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura Federal, el género agave cuenta con aproximadamente 200 especies y México alberga 150 de ellas, es decir, el 75 por ciento de este grupo de plantas. Del total de agaves que hay en nuestro país, 55 por ciento de ellos son endémicos, es decir, que no existen en otra región del mundo, por lo que es importante implementar medidas para su cuidado, ya que forman parte de la identidad der los mexicanos.
De acuerdo con Lorena Martínez, encargada del Jardín Botánico de Xochitla, la palabra agave, viene del griego agavus que significa admirable o noble y para su desarrollo no se necesitan mayores cuidados, pues sus poblaciones las podemos encontrar en desiertos, bosques, selvas, a nivel del mar, altas montañas, paisajes silvestres, rurales y hasta zonas urbanas.
La especialista señala que son más abundantes en las regiones áridas y semiáridas del centro y norte del país, sin embargo, su presencia se reduce en las zonas húmedas y cálidas del sur, por lo que no se encuentra en Tabasco, Campeche y Quintana Roo.
Este tipo de plantas es resiste a las altas y bajas temperaturas, además que tiene la capacidad de almacenar grandes cantidades de agua, en mayor medida que cualquier otra.
Martínez refiere que existe una gran de diversidad de especies de esta maravillosa planta, por ejemplo, para elaborar tequila se encuentran el chato, chino, pata de mula, mano larga, bermejo, zingüin y moraleño, pero la que más cultivan los agricultores tequileros, es la “azul”.
En tanto, para producir otra bebida que es representativa de México en el mundo, el mezcal, destacan el arroqueño, cenizo, cimarrón, espadín, estoquillo, lechuguilla, mexicano, papalometl, papalote, serrano, tepextate y madrecuixe. También se encuentra el maguey pulquero, el cual en su etapa madura puede medir hasta dos metros y vivir entre ocho y quince años, sin embargo, después de su reproducción la planta muere.
La identificación del valor patrimonial de los magueyes de las diferentes regiones de México se sustenta en la historia, en la tradición misma de su aprovechamiento y constituyen importantes manifestaciones del patrimonio cultural intangible del pueblo mexicano.
Del maguey, todo se aprovecha El maguey es una planta de la que todo se puede aprovechar, desde sus plagas hasta su néctar para elaborar bebidas, es por ello que en la época prehispánica y durante la colonia contribuyó al desarrollo de las comunidades, sobre todo del Altiplano.
La bióloga Analilia Velázquez dijo a Notimex que del maguey se obtiene una tela delgada que funciona como un sazonador, el cual se utiliza para preparar un platillo muy típico en México, el mixiote.
Además, sus pencas son un insumo fundamental para preparar la barbacoa, que tiene una alta demanda en los estados de México, Hidalgo, Querétaro, Puebla, Tlaxcala y en la capital de nuestro país.
La investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), destaca que el maguey es una plata de usos múltiples, ya que de sus pencas también se puede extraer fibras para crear artesanías, estropajos, lazos y ayates “como el que tenía Juan Diego cuando tuvo el encuentro con la Virgen de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac”.
Además, agrego, del maguey pulquero se extrae el aguamiel, el cual, además de ser utilizado para producir pulque, por la gran cantidad de mucílagos ayuda para prevenir y curar enfermedades gastrointestinales.
“Ayuda a recubrir el estómago y se utiliza para curar ulceras; por su gran cantidad de azúcares buenas se utiliza para hacer miel de maguey para endulzar las bebidas de los diabéticos; además tiene muchas proteínas, carbohidratos que los hacen un buen alimento”, precisa.
Algo muy importante, destacó, es que el aguamiel puede funcionar en las comunidades rurales, por su gran cantidad de nutrientes, como un sustituto de la leche, en el caso de los niños en etapa de lactancia. Por su parte, la encargada del Jardín Botánico Xochitla,
Lorena Martínez, explicó que con el aguamiel, también se pueden preparar diversos alimentos como atoles, jarabes, mieles y vinagres, incluso, sirve como levadura para “el pan de pulque” o para elaborar “salsa borracha” con chile chipotle y ajo.
Las espinas del maguey se utilizan para elaborar aretes, aunque también algunos tipos de ellas son extraídas de la punta de penca con todo y sus fibras para ser usadas como aguja e hilo para coser; además, el quiote, inflorescencia del maguey, se emplea como vigueta o bien como poste para cercar terrenos.
La también bióloga recordó que cuando llegan a su etapa reproductiva, en sus tallos y en la base de las hojas, se concentran azúcares conocidos como fructanos, fuente y reserva de energía para desarrollar el tallo floral, así como para producir polen y néctar que se utiliza para producir tequila, mezcal y pulque.
Destaca que garantizar la supervivencia de toda la gran diversidad de magueyes que tenemos es una manera también de preservar nuestra cultura y seguir promoviendo el desarrollo de una agroindustria importante en nuestro país basada en el maguey.
“Esto hace ver la importancia de promover proyectos de restauración y conservación para que los magueyes continúen con su proceso evolutivo dentro de los paisajes naturales que les dieron origen y como parte de las culturas que le han dado identidad”, dijo.
Vía Notimex.