Maridando chocolates con amigas.

Una cena enorme. A mis amigas no les gusta el vino, pero si el chocolate. Y esa noche decidimos hacer todo con chocolate.

Unas canastas de chocolate rellenas de crema batida con frutos rojos. Un pie de chocolate blanco con zarzamora, fresas cubiertas de chocolate obscuro y algo de vino. Mis amigas me vieron feo cuando les dije que vino. Pero va a saber amargo, dijeron. Va a quitar lo bueno del chocolate, comentaron. Yo las ignoré y enfrié los vinos mientras nos seríamos algo.

Un vino espumoso, un vino tinto y todo estaba dispuesto. Cuando abrí la primer botella se me quedaron viendo con cara de “no es cierto”; pero sabía delicioso; el contraste del chocolate blanco con las burbujas. Ellas me quitaron la copa para probar. Efectivamente, hubo quien me dijo que “no le gustaba la idea”. Y quien al contrario, amó la combinación.

Total que se acabó la botella de espumante y ahora abrí la de tinto. “Así no le entro”, dijo una amiga. Pero las demás si se animaron a probar ese rojo con la tarta de chocolate blanco. Que rico combinaron las frutillas con ese vino.

Y una de ella no lo evitó: “¿Sabes? Nunca me imaginé que el vino pudiera saber tan bien con el chocolate”. Pero yo sí.

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