Clericot.

Un clásico delicioso que vamos a acompañar en cualquier tarde.

Ingredientes: 

Manzana

Uvas

melón

frutos rojos frescos.

Durazno y piña en almíbar.

Jugo de limón (poco y natural).

Jarabe natural, o pueden usar el jugo del almíbar.

Vino tinto.

Preparación: 

Mezclar jugo de limón, la fruta y el jarabe.

Dejar macerar la fruta de 10 a 20 minutos.

Agregar el vino.

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El vino que es orgánico.

¿Qué es y dónde lo encuentro?

Los vinos orgánicos, como los productos, son aquellos que tienen un cuidado más cercano desde el momento en que se hacen: desde los fertilizantes hasta la manera en la que se van vinificando, el cuidado de la tierra y del ambiente van incluidos a la hora de hacer el vino.

Esto se hace con productos naturales que no maltraten el ambiente. La composta, en mayoría, está hecha con estiércol y se protege con coberturas naturales que ayuden al vino.

Para la producción de estos vinos queda prohibido el uso de productos tóxicos no naturales que dañen o no contribuyan en el ambiente. Es proceso que resulta más limpio y privilegia el cuidado del medioambiente.

Todas estas características dan características diferentes a los vinos al momento que lo consumimos, aunque realmente es un cambio muy ligero en el vino: no es percibido por todas las personas a menos que tengan un gran entrenamiento en nariz y boca.

Cuando buscamos un vino con estas características, normalmente lo tienen en la etiqueta. Muchas de las bodegas boutiques tienen estas características, pues tienen la baja producción para lograr el cuidado que un vino ecológico necesita y lo localizas en tiendas especializadas de vino.

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Un mezcal para todo mal.

¿Y para todo bien?

Resulta que cambiamos el ritual y nos convertimos en mezcaleros.

Hipsters nos dijeron porque dicen, se puso de moda.

La realidad es que siempre nos gustó pero queríamos hacer algo diferente.

Tenemos un amigo que salió de su maestría y para ello, decidimos hacer una “comida-sorpresa” donde se supone que sólo él no sabía. Obviamente entre tanta gente a alguien se le ocurrió preguntarle que qué debía llevar a la comida.

El punto no es ese; es que decidimos hacer algo muy mexicano. Como la entrega era en la mañana, para las 2 de la tarde ya estábamos en una terraza para celebrar. Un amigo prestó su departamento y estábamos bien en ese lugar.

Pusimos unas mesas y mezcales.

Tacos de canasta, cochinita pibil y algo más para un buen momento.

La familia, los amigos y demás la estaban pasando muy bien cuando una persona pasó a dejar vasitos (de los que usan en los supermercados para dar muestras) llenos de mezcal. Una rebanada de naranja escarchada con sal de gusano.

A todos les decía que no se lo tomaran. Algunas personas la veían con cierta molestia, otros más les daba risa. “¡Pero ya me lo tomé!” “¡Ahora te aguantas y no brindas!”.

Y fue cuando entendieron.

Dejamos que el silencio se hiciera y mi amigo pudo dar un pequeño agradecimiento por los tacos y el mezcal.

Y brindamos. Con mezcal.

Ahí supimos que los buenos momentos se pueden acompañar no sólo de burbujas, sino con algo nacional y tan nuestro como esta bebida deliciosa.

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El vino de las mujeres.

En un interesante giro del destino llamado “soltería” conocí a un individuo. Realmente parecía algo lindo y tras conocernos en un bar, decidimos ir a cenar la siguiente noche.

Todo parecía bien, nos llevamos bien y la plática era fluida. En un momento se me ocurrió pedir una copa de vino; la cena incluía de entrada unos calamares fritos y una pizza de peperoni y 4 quesos. ¿Qué puedo pedir? Quise un vino tinto, joven.

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El vermut.

Una delicia de los cocteles.

El vermut o vermú es un vino fortificado que ha sido macerado con hierbas, se sirve como aperitivo para abrir el estómago (en sentido figurado, para que nos de más hambre) o se acompaña en la más clásica de la coctelería.

Es hecho en general con vinos europeas y se divide en dos: rojo y blanco. Se puede servir de la botella a un vaso o acompañar con hielo.

El rojo.

Es de Italia y suele ser más dulce, suele ser hecho con más de 40 ingredientes que se mezclan por días, tras lo cual se añade el vino y azúcar para dejarlo reposar. Se suele usar en coctelería como el Manhattan y tiene sabores más terrosos.

El blanco.

Contiene un mayor nivel alcohólico y se va más a lo cítrico; se usa en cocteles como el Martini (aunque en un principio se hacía con el rojo).

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¿Por qué tomar un vino de cartón?

Mucho se ha discutido de estos vinos, pero ¿realmente los vamos a dejar pasar?

El problema es que generalizamos: pensamos que por tener buenos vinos, estos están fuera de nuestra liga. ¿Realmente?

La opción que podemos usar para estos vinos es hacer mezclas.

Sí, sí, muchos dicen ¡Qué espanto! Pero ¿lo es?

En otros países más acostumbrados a vino no ven ni mal la opción. Lo toman y ya.


 

Calimotxo, Tinto de verano, mimosas y más son una posibilidad a una tarde.

¿Pero qué vino vamos a usar?

Por lógica, no podemos irnos por esos grandes vinos, ni buenas añadas, ni lo mejor que tengamos.

¿Cómo nos atreveríamos a mezclar un Único con refresco de cola?

Por supuesto no pondremos un Petrus con refresco de limón o le pondremos fruta a un Grand Cru.


 

La recomendación es que existen vinos baratos: algunos que vienen en tetrapack (cartón) o botellas pero son de un precio accesible.

¿Echar a perder un vino?

No, lo vamos a combinar, a cambiar. Y no tiene nada de malo comprar estos vinos, al contrario que algunos llegan a pensar. Es sólo una opción para hacer una prueba.

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Cuando dudamos de un vino.

¿Regresarlo o no? ¿Está bien o no?

Les damos estos consejos para saber si en verdad la elección no es de su agrado o el vino no es bueno para su consumo. Algunas veces pensamos que el vino no se encuentra en buen estado y realmente es que no sabemos o conocemos de vino y podemos llegar a molestarnos por un vino sin saber que estamos errados.

  1. Si hay sedimentos.

Es normal que algunos vinos tintos tengas sedimentos; muchos vinos con grandes guarda lo tienen, como los Ribera del Duero. Por lo cual no nos podemos quejar que un vino tenga sedimentos. Si los tomas, no pasa nada malo, pero si te es muy molesto, puedes decantar y separarlos del vino.

  1. Astringencia marcada.

En algunos vinos jóvenes es posible encontrar una sensación de sequedad al momento de tomar el vino que sea de manera no grata. Si es en exceso puede ser defecto al momento de hacer el vino. Si nos cuesta trabajo “tragar” (la acción de pasar el vino por la garganta), es defecto.

Hemos visto varias veces que personas mencionan la acidez como un vino errado y puede que sea una característica del vino, sobre todo Rueda o Verdejo, que tienen una acidez marcada. Si este punto sobre sale no significa que el vino sea malo; si es molesto al paladar, esa es otra historia.

  1. ¿Quema?

Si sentimos que al tomar, tenemos como una sensación que quema, puede que con frío se quite o baje. En caso de que al tener un tinto, disminuir su temperatura y no se quite esa sensación, lo más seguro es que sea una mala elección.

  1. Los aromas no son lo que esperas.

Si es una botella que lleva mucho tiempo guardada, trata de airear el vino; debe desprender otros aromas y alejar los que no son agradables. En caso de que no se vayan y encuentres olores extraños o incluso no los encuentres, puede que sea mejor idea cambiar de botella.

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Maneras de enfriar rápido tu botella.

Cada uno de estos ejemplos te ayudarán a enfriar tu botella y por ende, el líquido. Debes entender que aunque va a ser más rápido, no va a ser cosa de segundos, pues puede que el envase se congele, pero el líquido tardará un poco más.
1. El trapo mojado.
Tomas un paño, una servilleta de papel y lo mojas. Tienes que acomodarlo alrededor de la botella y meterlo al congelador. No más de 10 o 15 minutos, ahora mete la botella al refrigerador. En menos de 20 minutos tendrás el contenido frío.

2. La cubeta de hielos con sal.
En una cubeta, hielera o balde pondrás la botella en medio y rodearás con hielo. Agrega sal primero y después agua a ¼ del hielo.
Si no es espumoso, puedes mover la botella como si fuera un molinillo, pero suavemente.

3. Aire comprimido.
Una botella de aire comprimido puede salir muy frío si volteas el envase (del aire).
Te dejamos un ejemplo.

 

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Tener todos los accesorios de vino.

¿En verdad son necesarios y hay qué tenerlos todos?

Es verdad, es hermoso tener todo lo que queremos para un vino; sin embargo, si somos honestos.. ¿qué es lo qué necesitamos realmente para ser un winelover?

Un descorchador bueno (o varios, para la bolsa, el de la casa, el que dejaremos en casa de los amigos que salimos y más) y un decantador para vinos que tengan una evolución.

Sí, se ven muy padres las cajas que nos regalan cuando los amigos se dan cuenta que nos gusta el vino: los anillos, los filtros y más son una gran opción, pero son por gusto, no por una real necesidad del vino.

Es como las personas que empiezan a practicar un deporte: hay quienes compran todos los accesorios que necesitan para practicar y las personas que practican realmente el deporte.

Por lo cual, teniendo lo básico, disfrutando una copa de vino, llegas a ser realmente un winelover.

Aunque claro que algo más por gusto no queda de más.

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