Canciones y vino.
Te sientas y escuchas una canción; puede ser la mejor versión que quieres; la mejor canción; el mejor momento.
Hace calor, tienes algo de sed y vas por la botella de vino que tienes en el refrigerador. Sigues escuchando música; de esas veces que repites la misma canción una y otra vez.
Estas solo y no te importa.
Agarras el sacacorchos, tomas el vino, te sientas, te relajas; pones Re play a la canción. Dejas que ese libro te acompañe.
Es primavera; sientes en el aroma del vino: es un rosado, digno de la época. Disfrutas del momento.
Ese vino te acompaña, hoja por hoja. Copa por copa.
Es así que disfrutas de sentir en el ambiente un mundo nuevo, una comodidad poco conocida.
Es el vino rosado: llevas media botella, casi acabas ese libro. La canción ya se repitió varias veces.
Dejas que el ambiente te lleve. El calor es bueno; no es infernal pero también sientes el fresco del vino.
Es la uva que te transmite un viaje; es la Garnacha.
Aromas a frutos dulces: te imaginas mordiendo un durazno, comiendo una rica paella; sientes como el clima es el acompañamiento perfecto para ese vino, para ese momento.