La difícil combinación entre el dulce y el vino es un tema muy discutido entre algunos expertos del vino ¿Cómo hacerlo de manera correcta?
Vayamos al ejemplo más sencillo ¿Qué es un maridaje de contraste?
El maridaje de contraste es donde dos sabores contrarios logran crear una armonía; es decir, se complementan. Estos son los que tenemos más costumbre en nuestro paladar. Una vez nos explicaban que por eso el dulce de un pastel combina tan bien con el amargo del café e incluso podríamos decir que un pastel de chocolate hace perfecta armonía para los amantes de combinaciones.
¿Qué debemos hacer?
Si tenemos alimentos grasos, vamos a buscar vinos que tengan mayor acidez: por eso la recomendación a los blancos son quesos de mediana maduración, pastas en salsas blancas; al igual que algunos tintos jóvenes.
Mientras más sea la carga tánica tendremos que buscar sabores que tengan más sal: embutidos y carnes como opciones.
¿Picante? Otra combinación difícil. Vamos por vinos con poco nivel de alcohol, poca acidez, que tengan buena frutalidad y un poco más dulces.
El amargo y el dulce.
El vino no es amargo: es muy poca la sensación amarga que en algunos vinos podemos encontrar, lo que hace complicado ir por algo dulce.
Si vas a probar algo dulce (el chocolate es amargo, entonces intenta con algunos destilados o espumantes), evita los taninos cargados, un vino que sea menos dulce que los alimentos, sin ser ácido.
algunos autores sugieren que dulce va con dulce: intenta los vinos licorosos o dulces para probar con este sabor.