¿Por qué hacer la primer prueba de vino?

Es una manera de que el lugar se pueda respaldar.

En una ocasión nos contaron la anécdota de unas personas que fueron a cenar a un restaurante y ya llevaban más de la mitad de la botella cuando dijeron que “el vino estaba malo”.

¿En qué se basaban? No importa, armaron un alboroto diciendo que el vino estaba malo, por lo cual tuvieron que regresarlo. La realidad no sabemos qué paso, pero es un buen respaldo ante los restaurantes de hacer el servicio de la primer copa. Esto debe ser de la siguiente forma.

El mesero o sommelier pregunta quien va a ser el encargado de probar el vino, y dará la copa limpia a esa persona, mostrará la botella (si está cerrada, que tenga los sellos) y procederá a abrir la botella. Algunos ortodoxos dicen que al abrirla no se debe mover cuando se está descorchando, pero eso ya depende de cada sommelier o la experiencia que este tenga (realmente no afecta al vino).

Servirá una porción más pequeña de la copa para ser catada. La persona en cuestión es quien bajo sus criterios decidirá si la botella está en buen estado o no (no si le gusta o no, es diferente).

Para ello puede ver el corcho, preguntar la temperatura que tiene el vino, probar esa porción, hacer una pequeña cata. En caso de que crea que el vino debe “abrir” para estar seguro de él, se sugiere comentar a quien le de el servicio al respecto.

Éste puede llevarse o dejar la botella, en caso de que se sirvan de él, se da por entendido que se encuentra en buen estado, en cuyo caso ya no se pueden hacer reclamos más adelante. Sin embargo, si el vino se encuentra en mal estado, es el momento de decirlo: comentar que de favor cambie la botella explicando la razón (se encuentra picado, acorchado, etc).

Lo que no vale es:

No me gustó.

Tiene sedimentos (Pueden pedir que lo decanten).

Es ácido (si no es defecto, si es parte del vino, no se cambia).

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