Con una de las más grandes tradiciones de vino, Portugal muestra lo que una denominación puede hacer.
Las bodegas en Portugal se denominan “Quinta”, y han logrado redefinir su mercado en los últimos años.
De este país, uno de los vinos más conocidos ha sido el Oporto, aunque ha despuntado bien el vino verde o el Madeira.
Con más de 50 cepas autóctonas, las más conocidas blancas son el alvariño, arinto, Loureira y María Gómez. En las titas se encuentra Baga, Castalao Francés, Tinta totiz y touringa nacional.
Estos vinos se clasifican en categorías de calidad, como la Denominación de Origen (DOC), la Indicación de Proveniencia Reglamentada (IPR), Vino regional (VR) y el Vino de Mesa.
El vino verde es un vino blanco o tinto ligero, fresco y seco: se encuentra un poco de aguja en él.
Su nombre tiene que ver con que debe ser bebido joven o por el paisaje que se logra en la región (al norte del país y cerca de 25,000 hectáreas). Sus vinos blancos son perfectos aperitivos, los provenientes de alvarinho son de mejor calidad y contienen mayor grado de alcohol. Los tintos son refrescantes y con mayor cuerpo.
Estos vinos no deben tardar en ser consumidos más de dos años después de su vendimia.
Madeira.
Vino que se crea calentando: al contrario de otros vinos que se deben en temperaturas constantes, este vino es producto de un experimento,: calentar el vino en hornos o de inmersión de conductos de alta temperatura en cubas: a este proceso se le conoce como “Estufagem”, derivado de la palabra “estufa” en portugués.
Los viticultores descubrieron que las altas temperaturas tropicales había mejorado notablemente los vinos.
La crianza se lleva a cabo en grandes barricas que son calentadas por el sol.
Se usan cepas como el boal o malvasía, sercial o verdelho.
El Oporto.
Es uno de los grandes reyes del vino portugués.
De cepas tintas (bastardo, cornisfto, donzelinho, malvasía, mourisco tinto) y blancas (arinto, boal, cerceal, códega) toma su nombre de la Ciudad Portuaria de Oporto, cerca de Vila Nova de Gaia.
Fue comercializado por ingleses que tenían una prohibición de vino francés (de 1679-1685) y adquirieron una fama creciente en el país.
En 1703 Inglaterra y Portugal redujeron los aranceles con el tratado de Methuen y poco a poco fue logrando un mayor público.
Para los largos viajes, agregaron alcohol vínico al vino de la zona, logrando un vino fortificado: Es el primer vino en el mundo en tener una reglamentación, incluso podríamos hablar de que 200 años antes que los vinos franceses, tenía una legislación y ser la primer Denominación de Origen.