Un sommelier nos decía que si veíamos lágrimas o piernas dependía de nuestro estado de ánimo. En ese momento se nos hizo un buen chiste y en la actualidad tiene más razón de ser que la calidad del vino.
Para algunas personas, si las lágrimas son largas o gruesas, si caen lento o despacio tiene que ver directamente con la calidad.
Lo que las piernas nos van a explicar es el alcohol o el glicerol del vino.
El detalles es que será de manera “aparente”: por ver las piernas, si tienen una buena adherencia a la copa, como se resbalan, si tardan mucho en bajar, veremos si la cantidad de alcohol es buena o correspondiente.
Si bajan muy rápido no es que sea un mal vino, como muchas veces se nos ha dicho.
Es verdad que mientras mejores piernas tenga, hay la probabilidad de que el vino sea mejor en cuanto a calidad; pero esto no define al 100% un vino.
Para saber si el vino es bueno, es necesario probarlo.
¿Por qué pasa este efecto?
Es la densidad del alcohol y el glicerol, que logra pegarse a las paredes de la copa, y poco a poco caen ante el efecto de la gravedad.