Por alguna razón se creó la leyenda de que los vinos no debían ser dulces. ¿La razón?
La desconocemos.
Muchos prueban algunos vinos y los descartan de manera casi inmediata por el dulzor que sienten. A menos que venga especificado como un tardo o un icewine, parece ser un defecto.
¿Lo imaginan?
Discriminamos la idea de un enólogo, de un dueño de bodega por la cantidad de dulce de manera casi inmediata.
Sin embargo, olvidamos todas las cualidades que el vino puede tener y así valga la pena ver qué más hay en él.
Sí, no dudamos que un vino dulce no sea lo mejor para paladares que se han ido acostumbrando a la astringencia, pero los que no lo están, ¿no es una buena opción, una manera de acercarse?
Es por ello que ha venido una ola de vinos que cumplen altos regímenes de calidad que nos permiten tener un buen vino con una cantidad de dulce más elevada.
No, no son malos, al contrario y les damos un ejemplo.
Probamos Apothic Red, que es un vino con 16.4 gramos de azúcar por litro. Si lo pensamos, es una cantidad elevada a lo que solemos consumir en vinos convencionales; y esto es algo que lo logra diferenciar.
Su cuerpo es fuerte, resistente. Encontramos colores impresionantes de rojos y magentas que nos hablan de lo joven del vino. Sin embargo, en boca su ataque es de medio a alto. Carnoso, frutal, fuerte y con potencia; pero el dulce nos permite disfrutarlo sin tener conflicto.
Muchas personas que lo han probado nos han dicho que es una de las razones por las cuales siguen este vino.
Es un vino que ha logrado hacer del dulce, su fuerza y una característica que le da un nivel superior a otros gracias al balance que tiene.