Miles de personas vestidas de rojo y blanco se rociaron este miércoles con vino en la plaza principal de la ciudad española de Pamplona en el comienzo de las famosas fiestas taurinas de San Fermín.
El festival de nueve días despegó al mediodía con el tradicional grito de “¡Viva San Fermín!” desde el balcón de la sede del ayuntamiento, seguido del lanzamiento del cohete conocido como el “chupinazo”.
Los juerguistas, en su mayoría ataviados con la típica vestimenta blanca combinada con pañuelos y fajas rojas, bailaban y esparcían vino tinto, mientras descendía sobre ellos confeti rojo y blanco.
Las multitudes jugaban sobre sus cabezas con largas pelotas hinchables de color amarillo y negro. Otras personas prefirieron observar el espectáculo desde atestados balcones.
Este año contó con una primicia: la persona que disparó el “chupinazo” para iniciar el festejo fue elegida en una votación popular organizada por el ayuntamiento.
Con más del 40% de los votos, el privilegiado fue Jesús Ilundaín Zaragueta, de 85 años, quien fue uno de los inventores del canto en honor a San Fermín cada mañana antes de los encierros, cuando las personas muestran su valor corriendo delante de los toros de lidia.
“En el otro mundo se celebra San Fermín, estoy seguro”, dijo Ilundaín Zaragueta, en una entrevista publicada por el periódico local Diario de Navarra.
El festival en honor al santo patrón de la región española de Navarra (norte) se remonta a épocas medievales y mezcla procesiones religiosas, fiestas toda la noche y las peligrosas corridas diarias.
Pero estas fiestas no son celebradas por todos: una cincuentena de defensores de los derechos de los animales semidesnudos se embadurnaron el martes con falsa sangre frente a la plaza de toros de Pamplona, con pancartas en varios idiomas que rezaban “San Fermín se baña de sangre”.