Si me gusta un vino…

La aberrante tendencia a decir que un vino es bueno porque nos gusta.

¿Estamos consientes qué nuestro gusto es garantía de calidad?

Sí, podemos hacer recomendaciones por el gusto personal de un vino; pero de eso a que nuestra opinión sea voz y ley, hay una diferencia.

Algo que expertos alegan es la voz de Robert Parker. ¿Quién es para hacer una guía basada en sus gustos? Algunos, incluso han dicho que Bodegas hacen sus vinos para lograr buenas calificaciones de este gran catador de renombre.

No vamos a quitar su nivel, tiene un nombre y en un gran esfuerzo lo ha creado. Pero es sólo una voz.


 

En eventos, medallas y catas a ciegas se califican vinos de todo el mundo, así otorgando una calificación bajo estándares universales: se decide así medallas, posiciones, lugares y más por medio de varios sommeliers. Así es como un vino gana reconocimiento.

No sólo ante la opinión de una persona.

Si bien Parker es una eminencia en el mundo del vino (es un ejemplo, pues hay otras personalidades del mundo enófilo, pero uno de los más conocidos y discutidos es él), ¿con qué criterio recomendamos un vino cómo “malo”?

Es bueno porque nos gusta, es malo porque no.

Mentira. Si nos gusta o no, es una manera de medir si nos gusta o no. Así de redundante como lo estamos leyendo.

Si hablamos de su calidad, es diferente: su calidad depende de su proceso, de sus aromas, de cómo se ve en la copa, como se expresa en boca.

Esto nos sirve como parámetro para ser más imparciales y poder hablar de la calidad de un vino y que sea independiente de si nos gusta o no.

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