Como revivir una hermosa experiencia.
Es el momento de poner la mesa, a veces sólo acomodar la comida. Es tiempo de servir algo rico: muchas veces preparado por mis manos y otras por encargo. No importa.
Veo la selección de vinos y decido: este si, este tal vez; este quiero.
Y me sirvo una copa. Te espero.
Te veo llegar y tu falda (pantalón, blusa, camisa… tu ropa) me guía al objetivo: tienes una mirada que sabe a vino, como el que vamos a disfrutar.
Tal vez no es una copa, tal vez no sólo es el vino. Tal vez es el amor.
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