¿Les invitan a una cata, les dicen qué es a ciegas y se preguntan a qué se refieren?
Pues bien, catar a ciegas es una técnica que se usa en los últimos tiempos. No es que sea nueva, pero se ha vuelto más conocida en el mundo sibarita en los últimos tiempos.
No, los ojos no van cerrados o vendados, pero las botellas si estarán cubiertas. La cuestión es que la persona que los vaya a catar no vea de dónde son, la cepa con la cual fueron elaborados, el año o nada que nos diga la botella.
Esta se ha vuelto una de las maneras favoritas de catar para algunos expertos, pues así se puede realmente conocer un vino y todas sus cualidades sin juzgar de manera pre meditada.
Una de las catas más famosas fue la cata del Chardonnay Francés contra el de Norteamércia, pues todos juzgaban de malo el de USA y resultó contrario, que era el Francés el que había bajado la calidad en comparación a lo que se estaba trabajando en nuevo mundo.
Es una manera de conocer más del vino.
Proceso.
Se compran diferentes tipos de vino de una misma gama (escoges algo, país, uva, región, año) de varias bodegas. Lo ideal es que no sean más de 4.
Se tapan las botellas (metal, plástico u otro).
Se sirven y se catan: como cualquier vino veremos desde las cuestiones de color hasta el desarrollo en boca.
Se califican y clasifican.
Al final, se ven las botellas y se encuentra un “favorito” o ganador.