Una de las grandes preguntas es la necesidad de decantar el vino: ¿Qué es lo qué tenemos qué hacer con un vino en la mesa?

Dependiendo incluso los gustos, sabremos que el vino puede o no decantarse.

Para algunos, puristas del vino, lo mejor es abrirlo con tiempo y dejar que un par de horas de botella abierta permitan despertar al vino de manera coherente y correcta. Para otros, en servicio principalmente, lo mejor es que hagamos el servicio en el decantador.

Ambas opciones son buenas y son válidas. Lo importante, sobre todo, es el tiempo y el tipo de vino.

Los vinos blancos, principalmente jóvenes y sin barrica, no los tenemos que pasar a este proceso; al contrario; lo mejor es servirlos y beberlos de la copa.

Los vinos espumosos pasarán algo similar. Al decantarlos, perderemos una de sus características principales: las burbujas.

Algunos dirán que los vinos jóvenes no deben pasar por este proceso; pero es lo mismo que darle vueltas en la copa; si vas a hacer un sólo servicio puede valer la pena trasvasar el vin, sobre todo en algunos casos como italianos de nebbiolo, españoles de tempranillo o portugueses Tinta Roriz (tempranillo); jamás con vinos jóvenes como un gamay de Francia o un merlot de Argentina, por ejemplo.