Vamos a poner de moda el tempranillo.
Se nos antoja que estas tardes, medio de lluvia, medio de bochorno, algo de frío se vean acompañadas de una buena copa de vino.
Pero esta vez nos vamos a ir por algo tánico, potente, rústico. Que llene la boca.
Vamos a probar un tempranillo. Ustedes decidan de dónde.
Un tinto fino como le dicen en España, un tinta de toro para la denominación del mismo nombre (Toro); rioja, Duero las tienen en su denominación. ¿Por cuál votan ustedes?
Y entonces se sirven una copa de tempranillo; puede ser que tenga algo más; pero probemos un vino monovarietal sólo por ver qué tanto nos enamora. Ya en otra ocasión veremos con merlot o malbec; con cabernet sauvignon o tannat.
Y nos lo comeremos con algo más: pan tomate para probar algo de contraste.
Tal vez un poco de salami, algo cárnico. Embutidos que nos encantan como un chorizo español, tapas de salchichón.
¿Quesos suaves?
Un brie, cambembert, feta, mascaropne, o un mozzarella.
¿No te estás imaginando la tarde?