Todos cometemos errores y más si no tenemos un gran gusto por lo que nos enseñan. Nos pasó con las matemáticas o la ortografía. Tenemos algo que no nos gusta y no lo disfrutamos.
Sin embargo, en ocasiones no es la materia, sino el maestro. ¿O no recuerdas esas materias que odiabas tenía que ver principalmente con un profesor?
Pues muchas veces con el vino es lo mismo. La materia, sería el vino y el profesor esas personas que nos explican del vino y de cada una de sus partes. Si lo hacen aburrido o no saben qué darnos, es lógico que nos apartemos de ese mundo vinícola.
Es por eso que les dejamos una lista para ser un principiante con el vino sin los errores que llegamos a vivir.
- El vino tinto.
Por alguna razón, parece que si no es vino tinto, estamos mal. Desprecian el vino blanco o el rosado a menos que tenga algo (si no es verdejo, si no es rias baxias, etc). Y para colmo, nos mandan con un cabernet sauvignon con 12 meses en barrica o un tempranillo de Toro o Rioja y su guarda de uno a dos años. ¿En verdad qué piensa la gente qué recomienda eso a una persona qué inicia en el vino?
Vamos por partes.
Primero espumosos. Luego blancos a más obscuros. Rojos a marrones de generosos o fortificados.
Así. No sólo para la cata, sino en la vida diaria; si inicias en el mundo del vino, es la mejor forma que encuentres qué te agrade.
- No preguntar.
Gente que le da pena preguntar para evitar las miradas incómodas. Pues no; no es justo esas miradas, pero tampoco quedarse con la duda porque alguien no sabe hablar. En muchas tiendas tampoco saben responder; pero otras sí. No podemos generalizar con el miedo a “ni saben”, “me van a ver feo”, “es que no quiero que vean que soy ignorante” y más. A evitar eso; si tienen duda, sáquenlo de su ronco pecho.
- No invertir en vino.
Ya hemos dicho que se encuentran vinos baratos de muy buena calidad. Pero ojo, no lo son todos. Algunos incluso sólo saben a jugo de uvas para niños con alcohol. Y eso no está delicioso. Algo bueno, por barato va a ser más costoso. Hay que atenernos a la realidad y comprar con un presupuesto fijado.
- Volvemos al cabernet.
No decimos que es malo, decimos que es potente. Recuerden que el paladar es algo que vamos educando; igual que el ejemplo de las matemáticas no podemos llegar a los algoritmos si no sabemos ni sumar. Poco a poco se llega a Roma.
O todo es Rioja o Chilenos y los Argentinos. Como si no tuvieran más opciones; o mexicanos. Expandan sus horizontes, busquen otras ideas, opciones, más ideas que les ayuden a consumir el vino. No se queden en lo mismo (en el ejemplo de la escuela, es como repetir año una y otra, y otra y otra vez).
- Las temperaturas.
No se trata de comprar un refrigerador especial (a menos que lo crean muy necesario); pero si de tomar el vino cerca de la temperatura que se dice. ¿Por qué? Por que van a encontrar las cualidades de mejor forma).
¡Cosa que odiamos! El “los blancos son fríos y los tintos a temperatura ambiente”.
¡No! Así no va; es así: