Es la manera de iniciar una noche.
Algo tranquilo, relajado, discreto. Un antojo que va con una copa de clericot.
Si vas en contra de todo, ve en contra del estereotipo.
¿Eres de las personas rebeldes que siempre quiere ir en contra de todo y a favor de nada? Te proponemos un clericot.
Sabe delicioso.
Un buen clericot, que esté bien hecho va a saber bien. Y sí, aunque hay fórmulas perfectas para hacer uno, la mejor es la que te agrade más. Tal vez con soda (refresco) o algo de más fruta (o menos).
¿Maridaje?
Todo. Lo que quieras, como se te antoje: tacos, camarones, una torta ahogada, un hot dog. En verdad, lo que sea va bien con un clericot.
Si sabes o no de vino.
Yo he visto gente que “sabe de vinos” criticar a los que toman clericot. En serio, no hay problema: vino es vino. Disfruten.
Antes o después de otro vino.
Siendo pragmáticos, el vino lleva un orden. Espumosos a tranquilos, de secos a dulces. Pero con el clericot no importa y puedes intercalar. No es lo recomendable, pero no te cambiará tanto que si empiezas con un tinto reserva para seguir con un blanco dulce espumante.
¿Qué vino?
¿Qué vino te queda en casa? No tiene que ser de calidad. Es más, no debe ser un vino de gran calidad, de gran cosecha; sólo vino: desde el de cartón hasta es peor criticado que te regalaron.